domingo, 27 de agosto de 2017



LOS ANUNNAKI: “SOPLAN VIENTOS DE GUERRA”

Los Anunnaki otorgaban una importancia vital a los designios celestes, si Marduk tenía razón y la era del carnero estaba llegando, podía significar la supremacía de Marduk, por encima de la de Enlil, por ello, no escatimaron esfuerzos en realizar sus pertinentes comprobaciones, y el dios Nergal fue el primero en estudiar los astros, y sentencio “el tiempo del carnero, todavía es remoto, sigue siendo la era del toro de Enlil”. Ishtar eligió a un a un guerrero llamado Charrukim, que significa “regente justo”, a quien cedió poderosas armas. Los ejércitos de este nuevo rey, se posesionaron en las fronteras de Tilmun, para crear una barrera defensiva, frente a cualquier ataque del enemigo, sintiéndose amenazado, Marduk observo la osadía de Charrukim, al invadir la región de su torre de babel, aunque la torre de Babel había sido semi destruida por Enlil y solo quedaban sus restos, para Marduk, seguían siendo un símbolo de su inminente victoria. Charrukim le robo tesoros y el llamado objeto brillante celestial, para trasladarlo hasta Agade. Marduk se sintió ultrajado y decidió desafiar a los enlilitas en una lucha sin cuartel, entro en mitad del Edim, profanando el suelo sagrado de Enlil y los suyos. Cuando Afrodita, la diosa Ishtar, supo de la presencia de Marduk, en la primera región, desplego sus naves y armamento para aniquilar un buen número de ejércitos de Marduk, fue una matanza despiadada. Temiendo que las muertes aumentaran, Nergal acudió hacia Marduk, para convencerlo de su retirada, diciéndole “esperemos pacíficamente las verdaderas señales dl cielo”, Marduk le hizo caso y se retiró hacia otras regiones para sondear a los cielos, en busca de la gloriosa entrada de la era del carnero. Enlil tuvo en ese periodo, un sueño visión que le causó gran conmoción. Fue durante la noche, cuando una una figura resplandeciente se lee apareció, lo reconoció de inmediato, era Galzu, con su expresión rutilante y sus cabellos blancos, había venido a verle para advertirle de algo, en sus manos sujetaba una tabla de lapislázuli, en donde estaba grabado un mapa con las doce constelaciones zodiacales. Galzu señalo tres veces en la del carnero, diciéndole así, “el carnero de Marduk, sustituirá al toro de Enlil en tres porciones celestiales, el que así mismo se ha declarado dios supremo, se apoderara de la supremacía de la tierra”. Galzu le dio a entender a Enlil, que nada ni nadie podría detener un terrible acontecimiento que derramaría mucha sangre; como en el diluvio de antaño, un elegido hombre justo, preservaría la cimiente del hombre civilizado. A Enlil le llegaron noticias de enfrentamientos diversos. Marduk y su hijo Nabu alistaban más y más ejércitos terrestres para preparar una ofensiva contra Tilmun, Enlil comprobó, como el curso de los acontecimientos se inclinaba a favor de la profecía de Galzu, aquello no había sido ningún sueño, sino una visión real, aquel ser parecía no equivocarse nunca, ¿era tal vez un mensajero divino del creador de todo?. En aquellos días Enlil se fijó en su sacerdote oracular Tilju y sus hijos, creyó ver en ellos, las cualidades en su linaje de las que Galzu le hablaba. En la ciudad de Urim, el rey Urna mu, tuvo una aparatosa caída de un carro y murió, su hijo shulgi, un despiadado guerrero sediento de sangre y conquista, le sustituyo como rey, y no contento por su dominio de Urim, centro su ambición en Nippur, el centro de control de la misión Anunnaki, después de proclamarse sumo sacerdote de Nippur, dirigió sus tropas hacia Tilmun y lo conquisto, rey de las cuatro regiones se declaró así mismo. Llegados a este punto, Enki le dijo a su hermano Enlil, “los soberanos de tu región han sobrepasado todos los límites”, así le advirtió para decirle que ya habían perdido el control de la situación, sin embargo, Enlil, rabioso, le respondió, “Marduk es la fuente de todos los problemas”. Marduk seguía siendo su mayor preocupación, pero no podía acabar con él, de forma directa, al fin y al cabo era el hijo de Enki. La relación de los dioses, Enlil y Enki, fue realmente extraña e inusual, jamás intentaron quitarse del camino uno con el otro, y mucho menos recurrir al asesinato. Esta era una relación amor odio en toda regla, siempre se hallaban entre dos líneas de fuego cruzado, y sin embargo siempre se reunían para dialogar, sin perder sus códigos de conducta y su hospitalidad, propia entre los grandes dioses Anunnaki. Enlil decidió hacerle caso a Galzu, debía elegir a una estirpe de terrestres, como depositarios de su supremacía divina, y encontró en el hijo mayor de Tilju, IB.RU.UM (Abraham), el candidato perfecto. IB.RU.UM era de ascendencia principesca y valiente, además, estaba familiarizado con los secretos sacerdotales. Entonces Marduk llego a la ciudad de Jaran y permaneció en ella durante veinticuatro años, buscando augurios de su supremacía en los cielos y en la tierra. Desde Jaran, Marduk hizo un llamamiento a todos los dioses, “yo soy el divino Marduk, un gran dios, en mis dominios soy conocido como RA, por mis pecados fui al exilio… oh grandes dioses que determináis los hados, dejad que me encamine a mi ciudad y establezca mi templo en esa cima, una morada imperecedera, que instale un rey en Babilonia, que se reúnan en mi casa todos los dioses Anunnaki, aceptad mi alianza”. Enlil y los suyos, se reunieron en una asamblea, para tomar una decisión. Enki propuso una rendición a favor de su hijo Marduk, aduciendo la ya cercana era del carnero, como algo inevitable; pero Enlil oponiéndose totalmente a la supremacía de su enemigo, propuso una idea totalmente peligrosa y de graves consecuencias. “si se aproxima el tiempo del carnero privemos a Marduk del enlace cielo tierra” cuyo objetivo era destruir a Tilmun. Efectivamente fue Enlil, quien tuvo la nefasta idea de aplicar una solución final, que desbaratara los planes de su oponente; si destruían Tilmun, Marduk no podría hacerse con toda su tecnología, armamentos e incalculables tecnologías, que le darían un poder ilimitado. Todos los dioses menos Enki, apoyaron la idea, y fue Ninurta quien propuso utilizar las armas de terror, lo que sin duda implicaba, bombas de gran calibre destructivo, Enlil y el resto eligieron a Ninurta y a Nergal, para lanzarlas, Enki estaba profundamente decepcionado, su propio hijo Nergal se aliaba contra su propio hermano Marduk, “lo que estaba destinado a ser, fracasara por vuestra decisión de deshacer” dijo Enki enfadado, antes de retirarse. Enki pensó que no lograrían llevar a cabo sus planes, pues solo el sabia donde había escondido las armas que albergaba la nave de Alalu, cuando llego a la tierra en aquellos tiempos remotos. Yacían escondidas en una cueva y solo el piloto Apgal sabía dónde estaban; pero para la desgracia de Enki, supo luego que Apgal había revelado su ubicación a Enlil, ahora ya solo le quedaba una esperanza a Enki, que después de tan largo tiempo el terror de las armas se haya evaporado, pensaba que quizás después de tantos miles de años, la energía destructiva nuclear de las bombas, uniese perdido su efectividad; pero Enki se enteró de que Enlil sabia como volver a despertar a las armas de su profundo sueño. Una vez localizada la montaña bajo la cual se hallaba la cueva, donde estaban alojadas las armas, Enlil revelo a su hijo Ninurta, la visión sueño de Galzu y le advirtió que antes de hacerlas explotar, se debían asegurar de no causar daños en las ciudades, su intención era destruir Tilmun; pero sin que se cobraran vidas humanas, Enlil advirtió así a Ninurta, “Nergal es irreflexivo, asegúrate de que las ciudades sean perdonadas, hay que advertir a IB.RU.UM (Abraham)”. Ninurta subió a su nave y partió velozmente hacia las montañas, pero Nergal se le adelanto y fue el primero en apoderarse de las armas. Ninurta se encontró con Nergal, quien ya había activado las armas para ser operativas. Eran un total de siete bombas, y a cada una la había bautizado con un nombre que designara una característica, distintiva. A la primera la llamo “la que no tiene rival”, a la segunda “la llama ardorosa”, a la tercera “la que desborona con terror”, a la cuarta “fundidora de montañas”, a la quinta “viento que busca los confines del mundo”, a la sexta “la que arriba ni abajo a nadie perdona”, y a la séptima vaporizadora de lo viviente. Cuando se obtuvo la autorización de Anu para causar tal destrucción, Ninurta se asustó al ver que Nergal, parecía dispuesto a ejecutar más daños de lo previsto y para apaciguarlo, le dijo “valiente Nergal ¿destruirás al justo con el injusto?, ¿destruirás a aquellos que han pecado contra ti, con aquellos que no han pecado contra ti?”; pero Nergal hizo los oídos sordos. Nergal se reunió con su hermano y rival Marduk, para exigirla su retirada de Babilonia; pero Marduk se negó, entonces Nergal le amenazó con hacer volar Tilmun con las armas, Enki intervino, intentando apaciguar a Nergal diciéndole, “ahora que el príncipe Marduk, se ha elevado, ahora que el pueblo por segunda vez ha elevado su imagen, ¿porque Nergal sigue oponiéndose?”, a lo que respondió, “las tierras destruiré, las convertiré en un montón de polvo, arrasare las ciudades, las convertiré en desolación, aplanare las montañas, hare desaparecer a los animales, agitare los mares, lo que se mueva en ellos diezmare, hare que se desvanezca la gente, sus almas se convertirán en vapor, nadie será perdonado”. Enki se retiró enfadado y le dijo, que no volviera jamás a cruzarse con él. Nergal y Ninurta, a bordo de sus pajaros celestes, permanecieron durante siete días, a la espera de la señal de Enlil. Cuando Marduk llego a babilonia, Enlil decidió que era el momento, y dio la señal. Corría el año 2024 A.C, conocido como el año del juicio final. En el próximo y último capítulo de la historia de la misión terrestre de los Anunnaki, veremos qué consecuencias tuvo la fata de decisión del dios Enlil.

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