LOS ANUNNAKI: “SOPLAN VIENTOS DE GUERRA”
Los Anunnaki otorgaban una
importancia vital a los designios celestes, si Marduk tenía razón y la era del
carnero estaba llegando, podía significar la supremacía de Marduk, por encima
de la de Enlil, por ello, no escatimaron esfuerzos en realizar sus pertinentes
comprobaciones, y el dios Nergal fue el primero en estudiar los astros, y
sentencio “el tiempo del carnero, todavía es remoto, sigue siendo la era del
toro de Enlil”. Ishtar eligió a un a un guerrero llamado Charrukim, que
significa “regente justo”, a quien cedió poderosas armas. Los ejércitos de este
nuevo rey, se posesionaron en las fronteras de Tilmun, para crear una barrera
defensiva, frente a cualquier ataque del
enemigo, sintiéndose amenazado, Marduk observo la osadía de Charrukim, al
invadir la región de su torre de babel, aunque la torre de Babel había sido
semi destruida por Enlil y solo quedaban sus restos, para Marduk, seguían
siendo un símbolo de su inminente victoria. Charrukim le robo tesoros y el
llamado objeto brillante celestial, para trasladarlo hasta Agade. Marduk se
sintió ultrajado y decidió desafiar a los enlilitas en una lucha sin cuartel,
entro en mitad del Edim, profanando el suelo sagrado de Enlil y los
suyos. Cuando Afrodita, la diosa Ishtar, supo de la presencia de Marduk, en la
primera región, desplego sus naves y armamento para aniquilar un buen número de
ejércitos de Marduk, fue una matanza despiadada. Temiendo que las muertes
aumentaran, Nergal acudió hacia Marduk, para convencerlo de su retirada,
diciéndole “esperemos pacíficamente las verdaderas señales dl cielo”, Marduk le
hizo caso y se retiró hacia otras regiones para sondear a los cielos, en busca
de la gloriosa entrada de la era del carnero. Enlil tuvo en ese periodo, un
sueño visión que le causó gran conmoción. Fue durante la noche, cuando una una
figura resplandeciente se lee apareció, lo reconoció de inmediato, era Galzu,
con su expresión rutilante y sus
cabellos blancos, había venido a verle para advertirle de algo, en sus manos
sujetaba una tabla de lapislázuli, en donde estaba grabado un mapa con las doce
constelaciones zodiacales. Galzu señalo tres veces en la del carnero,
diciéndole así, “el carnero de Marduk, sustituirá al toro de Enlil en tres
porciones celestiales, el que así mismo se ha declarado dios supremo, se
apoderara de la supremacía de la
tierra”. Galzu le dio a entender a Enlil, que nada ni nadie podría detener un
terrible acontecimiento que derramaría mucha sangre; como en el diluvio de
antaño, un elegido hombre justo, preservaría la cimiente del hombre civilizado.
A Enlil le llegaron noticias de enfrentamientos diversos. Marduk y su hijo Nabu
alistaban más y más ejércitos terrestres para preparar una ofensiva contra
Tilmun, Enlil comprobó, como el curso de los acontecimientos se inclinaba a
favor de la profecía de Galzu, aquello no había sido ningún sueño, sino una
visión real, aquel ser parecía no equivocarse nunca, ¿era tal vez un mensajero
divino del creador de todo?. En aquellos días Enlil se fijó en su sacerdote
oracular Tilju y sus hijos, creyó ver en ellos, las cualidades en su linaje de las que Galzu
le hablaba. En la ciudad de Urim, el rey Urna mu, tuvo una aparatosa caída de
un carro y murió, su hijo shulgi, un despiadado guerrero sediento de sangre y
conquista, le sustituyo como rey, y no contento por su dominio de Urim, centro
su ambición en Nippur, el centro de control de la misión Anunnaki, después de
proclamarse sumo sacerdote de Nippur, dirigió sus tropas hacia Tilmun y lo
conquisto, rey de las cuatro regiones se declaró así mismo. Llegados a este
punto, Enki le dijo a su hermano Enlil, “los soberanos de tu región han
sobrepasado todos los límites”, así le advirtió para decirle que ya habían
perdido el control de la situación, sin embargo, Enlil, rabioso, le
respondió, “Marduk es la fuente de todos los problemas”. Marduk seguía siendo
su mayor preocupación, pero no podía acabar con él, de forma directa, al fin y
al cabo era el hijo de Enki. La relación de los dioses, Enlil y Enki, fue
realmente extraña e inusual, jamás intentaron quitarse del camino uno con el
otro, y mucho menos recurrir al asesinato. Esta era una relación amor odio en
toda regla, siempre se hallaban entre dos líneas de fuego cruzado, y sin
embargo siempre se reunían para dialogar, sin perder sus códigos de conducta y
su hospitalidad, propia entre los grandes dioses Anunnaki. Enlil decidió
hacerle caso a Galzu, debía elegir a una estirpe de terrestres, como
depositarios de su supremacía divina, y encontró en el hijo mayor de Tilju, IB.RU.UM
(Abraham), el candidato perfecto. IB.RU.UM era de ascendencia principesca y
valiente, además, estaba familiarizado con los secretos sacerdotales. Entonces
Marduk llego a la ciudad de Jaran y permaneció en ella durante veinticuatro
años, buscando augurios de su supremacía en los cielos y en la tierra. Desde
Jaran, Marduk
hizo un llamamiento a todos los dioses, “yo soy el divino Marduk, un gran dios,
en mis dominios soy conocido como RA, por mis pecados fui al exilio… oh grandes
dioses que determináis los hados, dejad que me encamine a mi ciudad y
establezca mi templo en esa cima, una morada imperecedera, que instale un rey
en Babilonia, que se reúnan en mi casa todos los dioses Anunnaki, aceptad mi
alianza”. Enlil y los suyos, se reunieron en una asamblea, para tomar una
decisión. Enki propuso una rendición a favor de su hijo Marduk, aduciendo la ya
cercana era del carnero, como algo inevitable; pero Enlil oponiéndose
totalmente a la supremacía de su enemigo, propuso una idea totalmente peligrosa
y de graves consecuencias. “si se aproxima el tiempo del carnero privemos a
Marduk del enlace cielo tierra” cuyo objetivo era destruir a Tilmun.
Efectivamente fue Enlil, quien tuvo la nefasta idea de aplicar una
solución final, que desbaratara los planes de su oponente; si destruían Tilmun,
Marduk no podría hacerse con toda su tecnología, armamentos e incalculables
tecnologías, que le darían un poder ilimitado. Todos los dioses menos Enki,
apoyaron la idea, y fue Ninurta quien propuso utilizar las armas de terror, lo
que sin duda implicaba, bombas de gran calibre destructivo, Enlil y el resto
eligieron a Ninurta y a Nergal, para lanzarlas, Enki estaba profundamente
decepcionado, su propio hijo Nergal se aliaba contra su propio hermano Marduk,
“lo que estaba destinado a ser, fracasara por vuestra decisión de deshacer”
dijo Enki enfadado, antes de retirarse. Enki pensó que no lograrían llevar a
cabo sus planes, pues solo el sabia donde había escondido las armas que
albergaba la nave de Alalu, cuando llego a la tierra en aquellos tiempos
remotos. Yacían escondidas en una cueva y solo el piloto Apgal sabía dónde
estaban; pero para la desgracia de Enki, supo luego que Apgal había revelado su
ubicación a Enlil, ahora ya solo le quedaba una esperanza a Enki, que después
de tan largo tiempo el terror de las
armas se haya evaporado, pensaba que quizás después de tantos miles de años, la
energía destructiva nuclear de las bombas, uniese perdido su efectividad; pero
Enki se enteró de que Enlil sabia como volver a despertar a las armas de su
profundo sueño. Una vez localizada la montaña bajo la cual se hallaba la cueva,
donde estaban alojadas las armas, Enlil revelo a su hijo Ninurta, la visión
sueño de Galzu y le advirtió que antes de hacerlas explotar, se debían asegurar
de no causar daños en las ciudades, su intención era destruir Tilmun; pero sin
que se cobraran vidas humanas, Enlil advirtió así a Ninurta, “Nergal es
irreflexivo, asegúrate de que las ciudades sean perdonadas, hay que advertir a
IB.RU.UM (Abraham)”. Ninurta subió a su nave y partió velozmente hacia las
montañas, pero Nergal se le adelanto y fue el primero en apoderarse de las
armas. Ninurta se encontró con Nergal, quien ya había activado las armas para ser
operativas. Eran un total de siete bombas, y a cada una la había bautizado con
un nombre que designara una característica, distintiva. A la primera la llamo
“la que no tiene rival”, a la segunda “la llama ardorosa”, a la tercera “la que
desborona con terror”, a la cuarta “fundidora de montañas”, a la quinta “viento
que busca los confines del mundo”, a la sexta “la que arriba ni abajo a nadie
perdona”, y a la séptima vaporizadora de lo viviente. Cuando se obtuvo la
autorización de Anu para causar tal destrucción, Ninurta se asustó al ver que
Nergal, parecía dispuesto a ejecutar más daños de lo previsto y para
apaciguarlo, le dijo “valiente Nergal ¿destruirás al justo con el injusto?,
¿destruirás a aquellos que han pecado contra ti, con aquellos que no han pecado
contra ti?”; pero Nergal hizo los oídos sordos. Nergal se reunió con su hermano
y rival Marduk, para exigirla su retirada de Babilonia; pero Marduk se
negó, entonces Nergal le amenazó con hacer volar Tilmun con las armas, Enki
intervino, intentando apaciguar a Nergal diciéndole, “ahora que el príncipe
Marduk, se ha elevado, ahora que el pueblo por segunda vez ha elevado su
imagen, ¿porque Nergal sigue oponiéndose?”, a lo que respondió, “las tierras
destruiré, las convertiré en un montón de polvo, arrasare las ciudades, las
convertiré en desolación, aplanare las montañas, hare desaparecer a los
animales, agitare los mares, lo que se mueva en ellos diezmare, hare que se
desvanezca la gente, sus almas se convertirán en vapor, nadie será perdonado”.
Enki se retiró enfadado
y le dijo, que no volviera jamás a cruzarse con él. Nergal y Ninurta, a bordo
de sus pajaros celestes, permanecieron durante siete días, a la espera de la
señal de Enlil. Cuando Marduk llego a babilonia, Enlil decidió que era el
momento, y dio la señal. Corría el año 2024 A.C, conocido como el año del
juicio final. En el próximo y último capítulo de la historia de la misión
terrestre de los Anunnaki, veremos qué consecuencias tuvo la fata
de decisión del dios Enlil.
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