El caballero de la noche.
Batman fue creado por Bill Finger y Bob Kane en mayo de 1939 bajo el nombre: The Bat-Man. Desde entonces ha cautivado a generaciones de fanáticos gracias a la profundidad psicológicaque fue ganando paulatinamente.
A continuación iremos recorriendo superficialmente la psicología de Batman, además de algunas controversias asociadas a su nombre.
Desde siempre la identidad secreta de Batman ha sido Bruce Wayne (o Bruno Díaz en algunas traducciones), un millonario filátropo que atestiguó el asesinato de sus padres cuando era apenas un niño. Este es el acontecimiento que define para siempre la psiquis Batman, ya que a partir de él comienza a diseñar su futuro como vigilante anónimo, una máscara oportuna y conveniente para sus impulsos vengativos.
Tanto Bob Kane como Bill Finger buscaban algún modo de justificar el hecho de transformar a un multimillonario en alguien capaz de luchar anónimamente contra el crimen. Para ello eligieron el disparador más poderoso que existe: un trauma severo. Y no hay nada más traumático para un muchacho que ser testigo de la muerte de sus padres.
En este sentido, podemos pensar que Batman nace con la muerte de sus padres, es decir, existe mucho antes de ser admitido por Bruce Wayne. De hecho, desde el instante en que aparece Batman, Bruce Wayne se desplaza hacia un rol secundario, se convierte en un alter ego. No estamos ya frente a un millonario que se disfraza para combatir el crimen; sino ante un vigilante que se disfraza de multimillonario con el propósito de mantener las apariencias y proteger así a sus seres queridos.
El elemento constitituvo de la identidad de Batman se halla en su origen traumático. En un principio la presencia de Batman en la psiquis de Bruce Wayne tiene propósitos inmediatos, urgentes: vengar la muerte de sus padres. Sin embargo, la admisión de una personalidad oscura, de un Otro calificado éticamente para luchar en las sombras, fue ganando terreno rápidamente y la venganza se convirtió en un estímulo secundario; un elemendo adicional, si se quiere.
Siguiendo esta línea de pensamiento, Batman es un ente disociado de Bruce Wayne. Su venganza no tiene saciedad posible ya que su dolor se retroalimenta en cada nueva incursión nocturna a la caza de malechores.
Sin su ira característica Batman no podría existir. Su fuerza motora proviene de ella.
A partir de aquel hecho traumático Bruce Wayne jura venganza; un juramento que no puede cumplir como él mismo, sino únicamente como alguien cuya estructura mental le permita saltar las trincheras de la culpa y ponerse en acción. Tras años de rigores físicos, de entrenamientos y ascetismos, Batman aparece con las tres cualidades que le han facilitado una popularidad incalculable.
La primera, y menos importante, es su destreza física. Recordemos que Batman, al contrario de lo que sucede con muchos superhéroes, no posee ningún poder especial. En realidad, posee uno, acaso más poderoso que el de todos sus colegas en el mundo del comic. Pero ya volveremos sobre esto.
La segunda cualidad tiene que ver con la capacidad deductiva. Sobre este rasgo hay poco que ver en los films. Sin embargo, Batman siempre se ha caracterizado por ejecutar procedimientos deductivos arrolladores, al estilo de los grandes detectives del relato fantástico, como C.A. Dupin, de Edgar Allan Poe; Sherlock Holmes, de Arthur Conan Doyle; y el Padre Brown, de G.K. Chesterton.
Finalmente llegamos al tercer rasgo principal de Batman, algo que en sí mismo no es un "superpoder", al menos no como los de Superman, pero que resulta el motor de una fuerza imparable: su obsesión.
De hecho, la actitud mental de Batman es la representación más acabada del término obsesión (de latín obsessĭo), que significa literalmente acecho. Toda obsesión se compone de una perturbación psicológica producida por una idea fija, por un pensamiento persistente que se instala en la mente y se rehúsa a desaparecer.
Algo de esto le sucede a Batman. Su obsesión lo lleva a recorrer aspectos oscuros de su propia mente, con la salvedad de que en ningún momento intentará atenuarla. Si a esa misma obsesión le añadimos una fuerza física considerable y un intelecto sobresaliente, el resultado es un maniático imperturbable en su idea de luchar contra la delincuencia.
En este sentido podemos ver en Batman a una especie de figura dionsíaca, tal como lo asegura Frank Miller; una fuerza anárquica que logra concentrarse hacia un objetivo definido.
Ahora bien, para exteriorizar su ira y su deseo de venganza, Batman necesita administrar cierta teatralidad, algo que manifieste su fuerza interior en una sólida presencia intimidante. El propósito más banal para el traje de Batman indica que su uso se relaciona con proteger su "verdadera" identidad, es decir, proteger a Bruce Wayne, y de este modo poner a salvo a sus seres queridos de posibles vendettas. No obstante, el verdadero fin de su atuendo es inducirle sus propios miedos a sus adversarios.
La relación de Batman y los murciélagos tiene numerosas variantes. Casi todas coinciden en afirmar su fobia por estos animales nocturnos, un horror personal que busca desplazar hacia los criminales con los que se enfrenta. En este sentido, el traje de Batman tiene un doble sentido: el primero, y más evidente, es aterrorizar a sus enemigos; y el segundo ponerlo constantemente bajo la piel de sus miedos más íntimos.
La psicología de Batman ha estado sujeta a distintos análisis desde 1954. En aquel año el psiquiatra Frederic Wertham escribió un libro en el que buscaba predicar acerca de la peligrosidad de las historietas. La obra se llamó: La seducción de los inocentes (Seduction of the Innocent). Allí se denunciaba la atmósfera homoerótica de las historias de Batman y su posible influencia en lectores jóvenes. De más está decir que el libro provocó una fuerte polémica, aunque no fue descartado como sus argumentos absurdos podrían sugerir.
La verdad a veces se encuentra entre los imbéciles más probados; y el libro de Wertham, abominable desde su construcción, roza un punto paradigmático en la psicología de Batman. Si Bruce Wayne fuese incapaz de sublimar sus impulsos y, por el contrario, canalizarlos de forma convencional, no existiría Batman en absoluto.
En 1991 Batman recibió un nuevo ataque a su estructura psíquica. El especialista Andy Medhurst escribió: Batman, desviación y amaneramiento (Batman, Deviance, and Camp), donde destaca una especie de equilibrio entre los supuestos impulsos reprimidos de Batman y la construcción exagerada de su masculinidad.
Lo cierto es que la sexualidad de Batman ofrece un enorme margen para la especulación. En general, la tensión entre Héroe y Villano incorpora varios elementos reprimidos, y en ningún otro caso se produce una dinámica análoga a la de Batman y el Joker.
Según Frank Miller, la relación de Batman y el Joker es una especie de alucinación homofóbica; es decir, una sublimación de los propios impulsos y su posterior demonización en un individuo externo, en este caso, el Joker. Siguiendo esta línea podemos razonar que Batman también sublima sus urgencias sexuales al luchar obsesivamente contra el crimen.
El propio Frank Miller juega con esta posibilidad de la psicología de Batman, afirmando que para Bruce Wayne sería mucho más sano admitirse como gay, pero no para nosotros, que nos quedaríamos sin Batman.
No obstante, en beneficio de la heterosexualidad de Batman hay que decir que a lo largo de la historia tuvo varios romances fulminantes con Mujeres Fatales. Originalmente Bruce Wayne estaba comprometido con Julie Madison, aunque la relación terminó abruptamente. Años después existieron aventuras fugaces con Catwoman (Gatúbela), Talia al Ghul y Andrea Beaumont. En 1956 se buscó responder a las acusaciones formuladas por Frederic Wertham, y se introdujo un personaje femenino para que formara una pareja estable, aunque clandestina, con Batman. Se la llamó Batwoman (Batichica).
Esta variante no solo resultó deplorable por su construcción, es decir, como forma de desviar acusaciones formales; sino que alteró profundamente el halo de soledad e introspección de Batman, por lo cual fue descartada rápidamente. No deja de sorprender que con los años el personaje de Batwoman fuese asumiendo paulatinamente su naturaleza lésbica.
A continuación abandonamos estas especulaciones sin demasiado sentido y los dejamos en cambio frente a un interesante documental sobre la psicología de Batman.