RESUMEN DEL LIBRO DE ENOC
ENOC
Y ELOHIM
«Henoc
anduvo con Elohim, y desapareció porque Elohim se lo llevó»;
«Por la fe Enoc fue trasladado para
no ver la muerte, y no fue hallado, porque lo trasladó Dios».
Otro Henoc es hijo de Madián y nieto de Abraham, que habría vivido
etíope): “Durante trescientos
años, Henoc aprendió todos los secretos (del Cielo y de la Tierra)
de los bene Elohím (‘los hijos de los Dioses’)”.
«Entonces Elohím dijo (en
plural): “Hagamos al hombre a
nuestra imagen, a nuestra semejanza”»
y en Génesis 3: «Miren, el hombre
ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo lo bueno y lo
malo». Durante la descripción de
la Torre de Babel (Génesis 11), los Elohím dicen: «Ahora
pues, descendamos y confundamos sus lenguas».
un solo Dios. «Eran gigantes que
habían bajado a la Tierra porque carecían de compañía femenina.
Los dioses El les enviaron para enseñar a la humanidad la verdad y
la justicia». En el Libro
de Enoc los hijos de los Elohím
son llamados «Vigilantes»
y se les menciona como un grupo de ángeles.
Azael
(originalmente Azazel, ‘le fortalece un El’), dos ángeles que
gozaban de la confianza de los Elohím (‘Señores’), preguntaron:
«Señores del Universo, ¿no les advertimos el día de la Creación
que el hombre demostraría ser indigno de Vuestro mundo?». Los
Elohím replicaron: «Pero si destruimos al hombre, ¿qué será de
Nuestro mundo?». Los ángeles contestaron: «Nosotros lo
habitaremos». Los Elohím preguntaron: «Pero si bajamos a la
Tierra, ¿no pecaras incluso más que el hombre?». Ellos suplicaron:
«¡Déjennos vivir allí durante un tiempo y santificaremos Vuestro
nombre!». Elohím
le permitió bajar, pero enseguida a los ángeles les venció la
lujuria por las hijas de Adán y se corrompieron mediante el trato
sexual. Henoc dejó constancia no sólo de las instrucciones que
recibieron de Elohím, sino también de su posterior caída en
desgracia: antes del fin disfrutaban indistintamente con vírgenes,
matronas, hombres y bestias. Shemhazai engendró dos hijos
monstruosos llamados Hiwa e Hiya, cada uno de los cuales comía
diariamente mil camellos, mil caballos y mil bueyes. Y Azael inventó
los adornos y cosméticos empleados por las mujeres para pervertir a
los hombres. En consecuencia, los Elohím les advirtieron que
liberarían las Aguas de Arriba y así destruirían a todos los
hombres y todas las bestias. Shemhazai lloró amargamente, pues temía
que sus hijos, aunque bastante altos para no ahogarse, murieran de
hambre. En aquellos días sólo la virgen Ishtahar permaneció casta.
Cuando Shemhazai le hizo proposiciones lascivas, ella se dirigió a
los hijos de los Elohím: «¡Préstenme sus alas!». Ellos
accedieron y ella voló hasta el Cielo, donde se acogió en el Trono
de los Elohím, que la transformó en la constelación Virgo (o según
otros, las Pléyades). Al perder sus alas, los ángeles caídos
quedaron abandonados en la Tierra durante muchas generaciones hasta
que ascendieron por la escalera de Jacob y así regresaron a su lugar
de origen. Shemhazai
se arrepintió y se situó en el firmamento meridional, entre el
Cielo y la Tierra —cabeza abajo y con los pies hacia arriba—,
donde permanece colgado hasta nuestros días, formando la
constelación llamada Orión por los griegos”.
Pero
antes de continuar con Enoc,, ella exclamó: «¡Ay
de esta raza perversa!» y
ascendió al Cielo, donde se convirtió en la constelación Virgo. El
resto de la narración está tomada del relato de Apolodoro sobre la
persecución de las siete Pléyades vírgenes, hijas de Atlante y
Pléyone, que lograron escapar de los abrazos del cazador Orión
transformadas en estrellas., mediante el matrimonio, con la
civilización asiática. En este sentido, los «hijos
de El» se referiría a los
propietarios de ganado que veneraban al dios-toro semita El; «hijas
de Adán» querría decir ‘mujeres
de la tierra’ (en hebreo
adama), esto es, las agricultoras cananeas adoradoras de la Diosa,
famosas por sus orgías y su prostitución premarital.
Elohím fueron
interpretados como ‘hijos de los
jueces’. Elohím podía significar
‘dioses’
pero también ‘jueces’.
Se generó incluso la teoría de que cuando un magistrado debidamente
designado juzgaba una causa, el espíritu de Él lo poseía: «Yo
había dicho: ¡Ustedes son dioses, todos ustedes, hijos del
Altísimo!».hombres.
Entonces los ángeles-joyas adoptaron forma humana con la esperanza
de enseñar rectitud a la humanidad. Pero esa asunción de carne
humana les hizo someterse a los apetitos humanos: seducidos por las
hijas de los hombres, se encontraron encadenados a la Tierra y fueron
incapaces de recuperar sus formas espirituales. Los Caídos tenían
unos apetitos tan grandes que Yahvéh Elohím hizo llover sobre ellos
maná de muchos sabores diferentes para que no sintieran la tentación
de comer carne, alimento prohibido, y excusaran su flaqueza alegando
escasez de cereal y hortalizas. No obstante, los Caídos rechazaron
el maná de Yahvéh Elohím, mataron animales para comerlos y hasta
probaron carne humana, contaminando así el aire con vapores
nauseabundos. Con las mujeres y las bestias del campo y el agua,
procrearon hijos monstruosos y titanes. Fue entonces cuando Yahvéh
Elohím empezó a planificar la destrucción de Su mundo por medio
del Diluvio”.
En
algún momento de la historia pudo haber sido un dios del desierto,
pues un mito dice que tuvo dos esposas y que con ellas y sus hijos
construyó un santuario en el desierto. Ël ha sido el padre de
muchos dioses —setenta en total— los más importantes fueron Baal
Raman (Hadad), He, Yam y Mot, los cuales tienen atributos similares a
los dioses Zeus, Poseidón (o Ofión), Hades (o Tánatos)
respectivamente. Los antiguos mitógrafos griegos identificaron a Ël
con Crono, el rey de los titanes. Por lo general, Ël se representa
como un toro, con o sin alas. También lo llamaban Eloáh, Eláh, que
en árabe se convirtió en Allah. El dios Ël preside sobre el
monte G’r kvsi,
que a veces se traduce como Khurshan-Zur-Kas (Kjúrshan
zur kas). Para los pueblos cananeos
era la deidad principal, el rey, creador de todas las cosas, el juez
que dictaba lo que debían hacer tanto los hombres como los dioses.
Su esposa primaria fue Ashera o Asera, la madre de los dioses,
representada en los santuarios cananitas con árboles ornamentados.
Pero tuvo otra esposa: Anat hermana de Hadad (Baal
Raman (el trueno, señor del
trueno), llamada «la amante de los
dioses» (ambas eran diosas de la
fertilidad).
Ël es
el padre de la «divina
familia»
y presidente de la asamblea de los dioses en el Monte de la Reunión.
Es llamado «toro»
por su fortaleza y potencia creativa, es el «Anciano
de Días»,
la «Roca
de las Edades»,
que está representado en una roca en Ras Shara. En los mitos es
llamado Bny
Bnwt,
que significa ‘creador
de todas las cosas creadas’,
aunque algunos lo traducen como ‘dador
de potencia’.
En las dos inscripciones halladas en Ras Shamra, Ël es retratado
como un dios frío y distante, «en
el flujo de los [dos] ríos»,
posiblemente el Edén, de donde un río fluía para formar a los ríos
Tigris, Éufrates, Guijón y Pisón. Aparte de ser llamado «el
creador»,
también era llamado «el
bondadoso»,
«el
compasivo»
(títulos que aparecen incluso en la Biblia).
Sólo la adoración de esta deidad (o su nombre) nunca fue
estigmatizada en la Biblia ni
por los patriarcas. De hecho Abraham dio los diezmos a un sacerdote
de «Ël,
el Altísimo»,
llamado Melquisedec. En Canaán el rey era nombrado «siervo
de Ël»
(similar al nombre del rey israelita David «El
siervo de Dios»).
Esto describía el estatus de los reyes antiguos como ejecutores de
la voluntad divina. Este título era visto como un privilegio y como
una carga. En los tiempos de Palestina, «los
hijos de Ël»
significaba ‘los
dueños de los ganados, adoradores del dios-toro Ël’,
y «las
hijas de Adán»
significaría ‘las
mujeres de Adama [la tierra, el suelo]’.
Adama era una diosa de la agricultura y en la Biblia simboliza
a la tierra de donde Adán fue tomado. Las hijas de Adama eran
notorias por sus orgías (prostitución ritual). En aquellos tiempos
era común que hubiesen sacerdotisas sexuales, que sirviesen en los
templos. Es posible que de aquí venga la historia de Ël seduciendo
a dos mujeres mortales, y éstas dándole hijos semidivinos, llamados
Shalem (‘perfecto’),
y Shahar (‘amanecer’),
que posee alas (según el salmo 139:9). Y su hijo fue el ángel
caído Helel (según Isaías 14).
Esa
mitología cananea se introdujo en las creencias del pueblo de
Israel. La Biblia muestra
ese sincretismo en muchos pasajes. Por ejemplo, la concepción de
Dios como presidente en la «corte
de los dioses»
o «la divina asamblea»
(Beneel), también es para referirse a la divina familia Henoc): “El
sabio y virtuoso Henoc ascendió al Cielo, donde se convirtió en el
principal consejero de Yahvéh Elohím y desde entonces fue llamado
Metatron. Yahvéh Elohím puso su propia corona sobre la cabeza de
Henoc y le dio setenta y dos alas y numerosos ojos. La carne de Henoc
se transformó en llama, los tendones en fuego, los huesos en ascuas,
los ojos en antorchas, el cabello en rayos de luz, y lo envolvió la
tormenta, el torbellino, el trueno y el rayo”.
Metatrón sería una corrupción hebrea del griego meta-dromos, ‘el
que persigue con venganza’, o de meta ton zronon, ‘cercano
al trono’. Los setitas
(descendientes de Set) hacían voto de celibato y llevaban vida de
anacoretas, según el ejemplo de Henoc. Según el Génesis 5, Henoc
era un hombre justo, «caminó con
Yahvéh», vivió 365 años, y
desapareció, porque Yahvéh se lo llevó sin que muriera. El
escritor midrásico judío Bar-Hebraeus escribió: “Henoc
fue el primero que inventó los libros y las diversas formas de
escritura. Los antiguos griegos declaran que Henoc es equivalente a
Hermes Trimegisto, y enseñó a los hijos de los hombres el arte de
construir ciudades, y promulgó algunas leyes admirables […]
Descubrió el conocimiento del zodiaco, y el curso de los planetas; y
enseñó a los hijos de los hombres que debían adorar a los Elohim,
que debían ayunar, que debían rezar, que debían dar limosnas,
ofrendas votivas y diezmos. Reprobó los alimentos abominables y la
ebriedad, e instituyó festivales para sacrificios al Sol, en cada
uno de los signos zodiacales”.
Yahvé
se llevó a Henoc y le transformó en el ángel Metatrón. Se dice
que el rey Enoc fundó la ciudad justa de Sion en un mundo
pecaminoso. Él y los habitantes de toda la ciudad fueron
«trasladados»
por Jehová y se esfumaron de la superficie de la Tierra antes del
Gran Diluvio. Dejaron a Matusalén y su familia (incluido Noé) para
que gente justa siguiera poblando la Tierra.
Se
dice que el patriarca Enoch escribió 366 libros de sabiduría. De
Enoch se dice en las Escrituras: «anduvo
toda su vida en los caminos de Dios y no conoció la muerte
sino que fue asumido». Enoch fue
editor fue un griego y el lugar de su composición fue Egipto. Y
ahora empezamos con el enigmático Libro
de Enoch, que más bien
parece relatar los encuentros de Enoch con extraños y poderosos
seres extraterrestres, que lo hubiesen abducido, y sus gigantescas
naves espaciales, con varios niveles. También, en el lenguaje,
podemos ver la manera en que una persona sin vocabulario ni
conocimientos tecnológicos explicaría una situación en un entorno
de tecnología avanzada.
“Hubo
una vez un hombre sabio, un gran artífice; y Dios concibió Amor por
él. Así resolvió mostrarle las Supremas Moradas para que
fuera un testigo ocular de Su Sabiduría, de la profundidad
inconcebible e inmutable del reino de Dios Todopoderoso, y del muy
maravilloso, gloriosos y brillante lugar donde se observa la
presencia de los diversos ojos de los servidores del Señor, y del
Inaccesible Trono del Altísimo, y de los grados y manifestaciones de
las inmateriales Huestes, y del inefable ministerio de la
multitud de elementos y de las varias apariciones inenarrables del
canto del Anfitrión Querubín, y de la ilimitada Luz. En aquel
tiempo, él dijo: Cuando cumplí mis 165 años, engendré a mi
hijo Matusalém. También, después de esto, viví 200 años
más, completando así todos los años de mi vida, en total 365.
En el primer día del primes mes, estaba en mi casa solo y
descansando en mi diván. Dormía. Y cuando estaba
dormido, una gran congoja llegó a mi corazón y estaba llorando en
el sueño con los ojos cerrados y no podía comprender cuál era la
causa de esta aflicción o de lo que me pasaría. He
ahí que se me aparecieron dos hombres tremendamente altos, tanto así
que no había visto nada semejante en la tierra, sus caras eran
relucientes como el Sol, sus ojos eran también como una llameante
luz y de sus labios salía fuego hacia delante; con ropas y mantos de
varias clases; de apariencia violeta; sus alas eran más relucientes
que el oro y sus manos blancas como la nieve. Estaban de pie a la
cabecera de mi diván y empezaron a llamarme por mi nombre. Y
me levanté de mi sueño y vi claramente a aquellos dos hombres de
pie frente a mí. Y yo los saludé, y se posesionó de mí tal
miedo, que la apariencia de mi rostro se cambió en terror [extraña
y detallada descripción de los seres que lo visitaron], y
aquellos hombres me dijeron: <<Ten valor Enoch, no
temas; el Dios Eterno nos envía a ti, y he aquí que tus ascenderás
hoy al cielo con nosotros. Ve y diles a tus hijos y a toda tu
familia todo lo que harán sin ti en la tierra y en tu hogar, y no
dejes que nadie intente buscarte que el Señor te devuelva a los
tuyos>>. Y yo me apresuré a obedecerlos y salí fuera de
mi casa hacia las puertas, como me fue ordenado y convoqué a mis
hijos Matusalem y Regim y Gaidad y les hice saber todas las
maravillas que aquellos hombres me habían contado”.
Y
Enoch empezó a instruir a sus hijos: “Escuchen,
hijos míos: No sé dónde iré ni qué me acontecerá, por lo
tanto, hijos míos, ahora les diré que no se olviden de Dios a la
faz de lo vano e inútil, los que no hicieron el cielo ni la
tierra, porque éstos perecerán, como también aquellos que los
glorifiquen, y permita el Señor asegurar vuestros corazones en su
temor. Y ahora hijos míos, no dejen que nadie siquiera piense
en buscarme, hasta que el Señor me devuelva a vosotros.
Y aconteció, luego que Enoch habló a sus hijos,que
los ángeles lo tomaron entre sus alas y lo llevaron hacia el primer
Cielo y lo instalaron en las nubes:
“Y desde allí miré, y volví a mirar más arriba, y
ellos me dejaron en el Primer Cielo y me mostraron un muy grande mar,
mucho mayor que el mar terreno [tal
vez la vista de un océano terrestre desde las alturas].
Ellos trajeron frente a mí a los ancianos y gobernantes de las
órdenes estelares, y me mostraron doscientos Ángeles, que gobiernan
las estrellas y hacen el servicio de los cielos y que vuelan con sus
alas y alrededor de cada astro que va asomando. Desde aquí
miré hacia abajo y vi las casas -tesoro de la nieve, y de los
Ángeles que guardan esas inmensas casas -almacén y las nubes de
donde ellos vienen y a donde tornan. Ellos me enseñaron
las casas -tesoro del rocío así como del aceite de oliva y sus
aspectos, como también de todas las flores de la tierra. Más
allá, muchos Ángeles custodian las casas -tesoro de estas cosas, y
cómo están construidas para abrirlas y cerrarlas. Y
aquellos hombres me llevaron y me condujeron al Segundo cielo y me
mostraron una obscuridad, más impenetrable que ninguna obscuridad
terrena, y ahí vi prisioneros colgados, mirando, esperando el gran
juicio sin límite, y estos Ángeles eran de apariencia negra,
más negra de nada terrenal, e incesantemente lloraban a través de
todas las horas[tal vez un tipo
de cárcel, en donde se aplicaban verdaderamente torturas, cuya
explicación no requiere de conocimientos tecnológicos].
Y yo les dije a los hombres que estaban conmigo: “¿Cuál es
el motivo por el cual estos son incesantemente torturados?”.
Ellos me contestaron: “Esos
son los apostatas de Dios, que no observaron los mandatos de Dios,
que sólo tomaron consejo de su libre albedrío, y se separaron con
su príncipe, que también él está atado al Quinto Cielo””.
“Y
yo sentí una gran piedad por ellos, y ellos me saludaron y me
dijeron: “Hombre de Dios ora por nosotros al Señor”.
Y yo les contesté: “¿Quién soy yo, hombre mortal, que
pueda orar por Ángeles. ¿Qué sé yo dónde iré, qué me
acontecerá, o quien orará por mí?”. Y
aquellos hombres me tomaron y me llevaron desde ahí y me condujeron
hacia arriba, al Tercer Cielo`[¿el
tercer piso de la gran nave?].
Y allí me dejaron.
Y yo miré hacia abajo, y vi el aprovisionamiento de estos lugares,
como nunca cosa semejante se había conocido para bien supremo.
Y yo vi toda la dulzura de los árboles en flor y contemplé sus
frutos, y deliciosos aromas, y todos los manjares que se preparan con
burbujeante y fragante exhalación. Y en el centro de
todos los árboles, aquél: el de la Vida, en aquel sitio, sobre el
cual el Señor descansa cuando Él va y entra en el Paraíso; y este
árbol es de inefable virtud y fragancia y luce engalanado
mucho más que ninguna cosa existente; y desde todos los lados se ve
de color dorado y bermellón y como fuego y cubre todo y ha
engendrado toda clase de frutos [parece
algún tipo de invernadero con algún sistema de calefacción].
Su raíz está en el jardín al fin de la tierra. El Paraíso
es entre corruptible e incorruptible. Y dos fuentes
brotaban enviando miel y leche, y otras dos fuentes manaban aceite y
vino, y ellas se dividían en cuatro partes y corrían alrededor, en
tranquilo curso, y bajaban dentro del Paraíso del Edén, entre
corruptibilidad o incorruptibilidad. Y desde allí seguían su
curso por la tierra, y tuvieron retorno en su círculo, igual que
otros elementos [suena
a algún tipo de máquina proveedora de alimentos y a alguna cinta
transportadora] .
Y aquí no existe árbol y todo sitio es bendecido. Y
aquí hay trescientos Ángeles muy resplandecientes que guardan el
jardín y con un incesante y dulce cantar y nunca voces silentes,
sirven al Señor a través de todos los días y las horas [tal
vez algún tipo de hilo musical].
Y yo dije: “Qué melodios os es este lugar y cuán grato y
dulce” y aquellos hombres me dijeron: Este lugar, ¡oh
Enoch!, este lugar está preparado para los justos, que soportan toda
clase de ofensas de aquellos que exasperan sus almas, para
aquellos que exasperan sus almas, para aquellos que apartan sus ojos
del inicuo, y juzgan justicieramente, y dan pan al hambriento, y
cubren al desnudo
de ropas, y levantan al caído,
y ayudan el huérfano herido y que caminan impecables delante del
rostro del Señor, y sirven a Él. Para ellos es preparado este
lugar como su eterna herencia”
“Y
aquellos dos hombres me fueron guiando a la parte Norte, y me
mostraron ahí un terrible lugar, y había allí toda clase de
torturas, cruel obscuridad y
una iniluminada lobreguez. No hay luz ahí, sino un sombrío
fuego constantemente flameando hacia lo alto; y un ardoroso
río, a la vista, y todo aquel lugar por dondequiera es
fuego [quizá una luz rojiza
difusa], y dondequiera es escarcha y
hielo [quizá algún tipo de
vidrio], sed y
escalofrío, mientras las
ataduras son muy crueles y
los Ángeles portan irritadas armas e imponen inhumanas
torturas llevaron y me dejaron en el Cuarto Cielo, y me mostraron
todos los sucesivos viajes y todos los rayos de la Luz del Sol y de
la Luna [tal vez algún
tipo de pantalla de televisión o equivalente]. Y
yo medí sus viajes y comparé su luz y vi que la luz del Sol es más
fuerte que la de la Luna. Sus círculos y los discos, que
siempre están marchando como un viento que pasa con una muy
maravillosa velocidad, y no tiene reposo ni en el día ni en la
noche [tal vez se refieren a
múltiples naves]”.
“Su
tránsito y regreso están acompañados por cuatro grandes estrellas,
y cada estrella tiene debajo de ella mil estrellas, a la derecha del
disco del Sol, y por cuatro a la izquierda, cada una debajo de ellas
contiene mil estrellas, que hacen un total de ocho mil, surgiendo
continuamente en el Sol. Y en el día, quince miríadas de
Ángeles la atienden, y por la noche, un millar [probablemente
se refiera a naves más pequeñas].
Y seis aliados de ellos, salen con los Ángeles antes de
que el disco del Sol entre en las finas llamas, y cien Ángeles
encienden el Sol y lo ponen a alumbrar. Y yo miré y vi
otros elementos. De este modo el Sol rota y va, y se levanta
bajo el cielo, y en su curso sigue alumbrando a la tierra con la Luz
incesante de sus rayos y cuyos nombres son: Phoenixes y
Chalkydri [Seguramente se
refiere a una o dos grandes naves], maravillosos
y estupendos con pies y colas en la forma de un león, y una cabeza
de cocodrilo. La apariencia de ello es de color empurpurada,
como el arco iris; y su tamaño es de novecientas mensuras; sus alas
son como las de los Ángeles.
Cada uno tiene doce, y ellos atienden y acompañan al Sol, gestando
calor y rocío, como les ha sido ordenado por Dios. Aquellos
hombres lleváronme lejos hacia el Este y me dejaron a las puertas
del Sol, donde el Sol sigue hacia delante de acuerdo con la
regulación de las estaciones y el circuito de los meses de todo el
año, y el número de las horas del día y de la noche. Y
yo vi seis puertas y cada puerta tenía sesenta y una estadía y
la cuarta parte de un stadium y los medí exactamente y
comprendí que su medida era ese tanto a través de la cual el Sol
seguía su paso, marchando hacia el oeste [parece
bastante claro que se refiere a una gran nave resplandeciente y que
le están mostrando el zodiaco], y se
hace igual y se levanta a través de todos los meses, y se devuelve
de nuevo de las seis puertas de acuerdo con el curso de las
estaciones; de este modo el cielo de todo el año se ha terminado
después del retorno de las cuatro estaciones. Y
otra vez aquellos hombres me condujeron hacia los sitios del oeste, y
me mostraron seis grandes puertas abiertas, correspondiendo con las
puertas del Este [6 puertas
del Este y 6 del Oeste parecería mostrar las 12 posiciones del
zodiaco] .
En sentido opuesto, al lugar donde sale, el Sol se pone, de acuerdo
con el número de los días trescientos sesenta y cinco y un
cuarto [sorprendentemente
indica la duración precisa de 1 año. Un año o año sideral
equivale a 12 meses en orbitar una vuelta alrededor del Sol.
Duración: 365,256 363 004 días siderales, o 365,242 190 402 días
solares medios]”.
“Y
así otra vez él baja a las puertas del oeste, extrayendo sus luces,
la grandiosidad de su brillar, bajo la tierra, ya que la luminosidad
de su corona permanece en el cielo con el Señor, custodiada por
cuatrocientos Ángeles, mientras el Sol va rotando en círculo bajo
la tierra, y permanece siete largas horas en la noche; y allí queda
la mitad de su curso bajo la tierra, y cuando él vuelve
aproximándose al Este en la octava hora de la noche, él trae sus
luces, y su corona de resplandores y las llamas del Sol flamean más
que el fuego [parece
que se refiere a 2 naves, una que se mantiene en órbita y otra que
desciende hacia la Tierra].
Entonces Los elementos del Sol, llamados Phoenixes
y Chalkydrirompen a
cantar [seguramente el sonido que emitían las naves]; por
consiguiente, cada ave vibrando con sus alas, regocijan al dador de
la luz, y ellos entonan su canto al mandato del Señor. El
dador de la luz viene para dar luminosidad al mundo entero, y el
guardián de la mañana toma forma, esto viene a ser: los rayos del
Sol, y el Sol de la tierra se manifiesta y recibe en fulgurante luz
para encender toda la faz de la tierra; y ellos entonces me mostraron
estos cálculos de los viajes al Sol. Y las puertas
por donde él entra, éstas son las grandes puertas de la computación
de las horas del año; es ésta la razón por la cual el Sol es una
gran creación, cuyo ciclo dura veinte y ocho años, y comienza de
nuevo desde el principio. Aquellos
hombres me mostraron la otra ruta, la de la Luna, doce grandes
puertas coronaban de Oeste a Este por donde la Luna va y vuelve al
tiempo acostumbrado.
En
el centro del cielo yo vi soldados armados, sirviendo al Señor, con
tímpanos y órganos, con voces incesantes, con dulce voz, con un
continuo, suave y amoroso y variado cantar, imposible de describir y
que enajena cada mente, tan mágico y maravilloso era el canto de
aquellos ángeles y yo me deleitaba escuchándolo. Los hombres
me llevaron hacia el quinto cielo y me dejaron allí, y allí vi
muchos e incontables soldados, llamados Grigori, de humana
apariencia, y su talla era mayor que aquella de los grandes gigantes
y sus caras marchitas, y sus bocas de perpetuo silencio, y no había
servicio en el quinto cielo,
y yo les dije a los hombres que estaban conmigo: ¿Cuál es el
motivo que estos seres estén tan macilentos, y sus caras
melancólicas y sus bocas silenciosas y cuál el motivo de que no
exista servidumbre en este cielo?. Y ellos me
dijeron: Estos son
los Grigori, que en unión con su príncipe Satanás,
rechazaron el Señor de la Luz, y después de ellos siguen aquellos
que están sumergidos en gran obscuridad en el segundo cielo, y tres
de ellos bajaron a la Tierra desde el trono del Señor, el lugar
llamado Ermon, y rompieron por completo sus votos en el hombro del
Monte Ermon. Vieron a las hijas de los hombres y lo buenas que
eran, y las tomaron por esposas, pervirtiendo la tierra con sus
hechos, que en todo tiempo de sus años vivieron fuera de toda ley,
cometiendo vilezas , promiscuando. Así nacieron gigantes
maravillosos, grandes hombres y hubo gran hostilidad entre ellos”.
Los Grigori
(del griego egrḗgoroi, que
significa Observadores o Vigilantes), también conocidos como hijos
de Elohim; son un grupo de ángeles caídos de la mitología
judeocristiana mencionados en algunos textos apócrifos Bíblicos y
en el Libro del Génesis. En estos textos se menciona que los Grigori
fueron seres que se aparearon con las “hijas
del hombre” (en hebreo banot
ha’adam); naciendo de esta unión
una raza de gigantes conocida como los Nephilim. Según el Libro de
Enoc, los Grigori suman un número de 200 pero sólo sus líderes son
mencionados: “Estos son los nombres
de sus jefes: Samyaza, que era su líder, Urakabarameel, Akibeel,
Tamiel, Ramuel, Dan’el, Azkeel, Saraknyal, Asael, Armers, Batraal,
Anane, Zavebe, Samsaveel, Ertael, Turel, Yomyael y Azazyel (también
conocido como Azazel). Estos
eran los prefectos de los doscientos ángeles, y el resto eran todo
con ellos”. Algunos grupos de
teólogos postulan que todos estos textos se refieren en general a
estos seres como un grupo de ángeles castigados por Yahweh (ángeles
caídos) por haberse enamorado y copulado con las mujeres de la
tierra, y por haber enseñado a los hombres la creación de armas y
el arte de la guerra principalmente, entre como ángeles, indicándose
desde entonces que la expresión hijos
de Dios se refiere a los
descendientes de Set; y serían llamados así por su amor de Dios. En
la Biblia: en el libro de Génesis, se conserva parte de este relato,
en el que se habla de estos ángeles refiriéndose a ellos como hijos
de Elohim que tomaron para sí
mujeres, y engendraron gigantes (llamados nephilim). El motivo según
la Biblia por el cual Elohim no aceptó estos hechos estaría
indicado en la siguiente frase: “No
contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque
ciertamente él es carne; pero vivirá ciento veinte años”
(Génesis 6).
Siendo la interpretación de esta frase según los eruditos, de que
Elohim no deseó que permaneciera para siempre su espíritu (esencia
de vida) en el hombre; ya que con ello el hombre viviría mucho más
de lo que desea, o viviría para siempre.
En
el Libro de Enoc, además de nombrar al número y los nombres de los
principales Grigori, igualmente mencionaría este relato más
detalladamente; contando además el tipo de castigo que sufrieron
estos seres y sus hijos. Al unir la historia de ambos textos se da a
entender que el castigo de estos ángeles se habría realizado
después de la creación del hombre, a diferencia de otros mitos que
relacionan estos hechos con Lucifer;tiempo; por lo cual Elohim se
irritó contra ellas y las encadeno hasta el tiempo de la consumación
de su culpa para siempre, en el año del misterio. se menciona que
estos ángeles son hijos de los
Elohim (‘señores‘),
un antiguo plural mayestático del Dios hebreo, o el posible indicio
de un origen politeísta del judaísmo. En este libro se habla que
estos seres eran gigantes que habían bajado a la Tierra porque
carecían de compañía femenina. Los Elohím les habían enviado a
la tierra para enseñar a la humanidad la verdad y la justicia, pero
estos decidieron pactar y desobedecer su misión y las reglas. Este
texto ofrece una versión diferente del propósito por el cual los
Vigilantes bajaron inicialmente a la Tierra, y complementa la
descripción de éstos seres.
“Y
por esto Dios los juzgó con gran discernimiento, y ellos lloraron
por sus hermanos y ellos también serán castigados en el gran día
del Señor. Y yo les dije a los Grigori: “Yo vi a sus
hermanos y sus trabajos, y sus grandes tormentos, y oré por
ellos, pero las leyes de
Dios los han condenado a estar bajo tierra hasta que el cielo y
la tierra tengan su fin”.
Y yo dije: “¿Por qué motivo esperáis, hermanos, y no
servís ante la faz del Señor?. Y no han puesto sus servicios
delante del Señor, a fin de no violar totalmente a las leyes del
Señor”. Y ellos oyeron mi advertencia, y
hablaron con las cuatro categorías del cielo, y de ahí mientras yo
permanecía con esos dos hombres, cuatro trompetas pregonaron juntas
a grandes voces y los Grigori rompieron a cantar a una voz, y sus
voces lastimeras subieron hasta el Señor conmovedoras. Y
desde allí me tomaron y me dejaron más arriba, en el sexto cielo, y
vi ahí siete congregaciones de ángeles, muy brillantes y muy
gloriosos y sus caras fulgurantes más que el brillo del Sol,
relumbrando, sin diferencia alguna en sus caras, o comportamiento, ni
en su modo de vestir; y estos ángeles crean las órdenes, y aprenden
la salida de las estrellas y la alteración de la Luna y el buen
gobernar del mundo [probablemente
se refiera a seres con trajes espaciales]. Y cuando ellos
ven malignidad, ellos crean mandamientos e instrucción, y dulces y
altos cantares, y toda clase de cantos de alabanzas. Estos son
los arcángeles que están en más alto lugar que los ángeles, miden
toda vida en el cielo y sobre la tierra, y a los ángeles que están
a cargo de las estaciones y años, a los ángeles que están sobre
los ríos y el mar, y que están sobre los frutos de la tierra,
y los ángeles que están sobre la grama, alimentando a todo, a cada
cosa viviente, y los ángeles que inscriben a todas las almas de los
hombres, y todos sus hechos, y sus vidas frente a la faz del
Señor; en el centro de
ellos están seis Fénix y seis Querubines y Ángeles de seis alas, y
cantan continuamente a una sola voz y no es posible describir su
cantar, y ellos se regocijan delante del Señor al pie de su
escabel”.
“Y
aquellos dos hombres me levantaron desde aquí y me condujeron al
Séptimo Cielo, y allí vi una muy grande luz, y encendidos ejércitos
de grandes arcángeles, fuerzas corpóreas, y señoríos, órdenes y
potestades, querubines y serafines y seres de muchos ojos, nueve
regimientos, la estación de luz Joanti, y me entró miedo y comencé
a temblar con gran terror [parece
claro que vio a seres o robots con vestimentas muy extrañas para una
persona sin conocimientos tecnológicos], y
aquellos hombres tomaron de mí y me condujeron detrás de ellos y me
dijeron: “Ten valor, Enoch, no temas”, y
me mostraron al Señor a lo lejos, sentado en un muy alto trono [una
imagen muy física de un dios].
Porque ¿qué puede haber en el décimo cielo, si el Señor habitaba
aquí?. El décimo cielo es Dios; en la lengua hebrea el
dios Él es llamado Aravath. Y
todos los ejércitos del cielo bajaron y colocándose en el décimo
escalón de acuerdo con su rango, se inclinaron ante el Señor,
y de nuevo marcharon a sus sitios en alegría y felicidad, cantando
sus cantares en la infinita luz con suaves y tiernas voces,
sirviéndole gloriosamente. Y
los querubines y serafines de pie por doquiera del trono, los de seis
alas y los de muchos ojos estuvieron de pie delante de la faz del
Señor cumpliendo Su mandato, y cubrieron todo su trono, cantando con
suave voz delante de la faz del Señor:
“Gloria, Gloria, Gloria, Señor Regidor de los Ejércitos, los
Cielos y la tierra están llenos de tu Gracia”. Cuando
yo vi todas estas cosas, aquellos hombres me dijeron: “Enoch, de
este modo, hasta aquí nos ha sido encomendado viajar a tu lado
(contigo)” y aquellos hombres se marcharon de mi lado, y desde
entonces no les vi. Y
permanecí solo al final del séptimo cielo y tuve miedo y caí de
frente y me dije:
“Triste de mí, ¡qué me ha sucedido!”. Y
el Señor envió uno de sus gloriosos elegidos, el Arcángel Gabriel,
y él me dijo: “Ten valor, Enoch, no temas, levántate
delante de la faz del Señor dentro de la eternidad, levántate, ven
conmigo”. Y yo le contesté y me dije a mí: “Mi
Señor, mi alma se ha fugado de mi ser, de terror estremecida”, y
reclamo a los hombres que me trajeron y que me condujeron a este
lugar, en ellos yo confío, y es con ellos que me presentaré ante la
faz del Señor”.
“Y
Gabriel me levantó como una hoja llevada por el viento, y me dejó
delante de la faz del Señor. Y
yo vi el Octavo Cielo, que es llamado en lengua hebrea Muzaloth
donde hacen el cambio las estaciones, de sequía, de humedad, y
también de los doce signos del Zodíaco, el cual está más alto que
el séptimo cielo. Y
yo vi el Noveno Cielo, que es llamado en hebreo Cuchavim ,
donde están las moradas celestiales de los doce signos del
Zodíaco. En
el Décimo Cielo, “Aravoth”, yo vi la imagen del Señor como
hierro candente, hecho para brillar en fuego, emitiendo chispas, y
ellas quemaban [parece
más la imagen de alguna máquina que de un ser].
De este modo yo vi la faz del Señor, pero la faz del Señor es
inefable, maravillosa, y muy impresionante y muy, muy majestuosa.
¿Y quién soy yo para hablar de la inexplicable entidad del Señor y
de su muy prodigiosa faz?. Yo no puedo describir la cantidad de
sus múltiples instrucciones, ni la variedad de sus voces, ni el
trono del Señor, el cual es tan imponderable y no hecho por manos en
su hechura; ni la cantidad de aquellos que hay a su alrededor,
ejércitos de Querubines y serafines, ni de su incesante cantar, ni
de su inmutable belleza ¿quién puede referir la inefable grandeza
de su gloria?. Y yo fui postrado y reverencié al Señor, y
el Señor me habló por sus labios:
“Ten valor, Enoch, no temas, levántate y de pie frente a mí entra
en la eternidad”. Y el Arcángel Miguel me
levantó y me llevó frente a la incomparable presencia del Señor.
Y el Señor dijo a sus servidores, poniéndolos a prueba:
“dejen a Enoch frente a mi Presencia dentro de la Eternidad”, y
los gloriosos reverenciaron al Señor, y dijeron: “Dejemos ir
a Enoch de acuerdo con Tu palabra”. Y el Señor dijo a
Miguel: “Ve y lleva a
Enoch y despójale de sus terrenas vestiduras, y úngelo con mi dulce
y fragante ungüento y ponle las vestiduras de Mi Gloria”.
Y Miguel ejecutó de ese modo, como lo ordenó el Señor. Él
me ungió y me vistió, y la apariencia de aquel ungüento en mí era
más hermosa que la brillante luz, y su ungüento es como cristalino
rocío y su olor indefinible y leve, y yo me miré y me vi como uno
de sus Gloriosos [probablemente
lo lavaron, desinfectaron y le pusieron algún tipo de tarje
espacial, como el de los otros seres]”.
“Y
el Señor llamó uno de sus Arcángeles de nombre Pravuil, cuya
sabiduría era más rápida en entendimiento que la de los otros
Arcángeles, y fue él quien escribió todos los hechos del Señor; y
el Señor le dijo a Pravuil: “Saca
los libros de mis archivos y una caña rápida de escribir y
entrégala a Enoch, facilítale los selectos y alentadores libros que
han sido escritos por tu mano [posiblemente
Pravuilera algún tipo de bibliotecario tecnológicamente
avanzado]”. Y él me estuvo contando todas las obras del
cielo, tierra y mar y de todos los elementos, sus idas y venidas, y
el tronar de los truenos, el Sol y la Luna, la idas y cambios de las
estrellas, de las estaciones, años, días y horas, el correr del
viento, el número de Ángeles, y cómo se inspiraban sus cantares,
de todas las cosas humanas, de cada canción humana y su vida, los
mandamientos, instrucciones, y de las dulces voces en sus cantares y
de todas las cosas que son convenientes de aprender. Y
Prauvil me contó: “Todas las cosas de las que te he hablado
las hemos escrito. Siéntate y escribe sobre todas las almas
existentes de la humanidad, así, muchos de ellos han nacido ya; y
sus sitios están preparados para ellos por toda la eternidad; porque
todas las almas han sido preparadas para la eternidad, desde antes de
la formación del mundo”. Y todo es doble, treinta días y
treinta noches, y yo escribí todo exacto como me fue dictado,
y escribí un total de
trescientos sesenta y seis libros.
Y el Señor me citó y me dijo: “Enoch, siéntate a mi lado
izquierdo, con Gabriel”. Y yo me incliné delante
del Señor, y el Señor me habló: “Enoch, amado, todo lo que
tú ves, todas las cosas que permanecen de pie, terminadas ya te las
digo aún antes de su principio, todo lo que he creado de lo que no
existe, y de cosas visibles e invisibles”. “Oye Enoch
y toma en este dicho mis palabras, porque
ni aún a mis ángeles he contado mi secreto, y yo tampoco les he
dicho de su ascensión, ni de mi infinito dominio como tampoco ellos
han entendido mi acción creativa que hoy te la digo a ti”.
“Porque desde antes de que todas las cosas fueran visibles,
sólo yo acostumbraba adentrarme en las cosas invisibles; como el Sol
se mete de Este a Oeste, y de Oeste a Este”.
“Pero hasta el Sol consigue paz en sí, mientras yo no encontraba
paz en mí, porque yo estaba creando todas las cosas, y yo concebí
la idea de asentar fundamentos y de crear visibles creaciones”.
“Yo
ordené que de los sitios muy bajos, que las cosas visibles
bajen de lo invisible, y Adoil bajó muy majestuoso, y yo le observé,
y ¡he ahí! Que traías un vientre lleno de gran luz”.
Y yo le dije: “Ábrete, Adoil, y deja que lo visible salga
fuera de ti”. “Y él se abrió y una gran luz
salió fuera [¿quién o
qué es este misterioso personaje?}.
Y yo estaba en el medio de la gran luz, y así fue cómo nació la
luz de la luz, de ahí surgió entonces un gran período, y mostró
lo que es creación, la cual enseñé yo a crear”. “Y yo vi
lo que lo que había creado era bueno”.
“Y yo instalé un trono para mí, y tomé asiento en él, y
le dije a la luz: “Ve tú allá arriba y te fijas por ti
misma en la altura sobre el trono del Señor, y sé el fundamento de
los grandes eventos”. “Y sobre la luz, allá, no
existe nada más, y entonces me incliné y miré arriba desde mi
trono. Y yo ordené de los sitios muy bajos por segunda
vez, y dije: “Deja que
Archas se
proyecte con fuerza”. Y de lo invisible, Archas se
proyectó con fuerza, pesado, muy rojo. Y yo dije:
“Ábrete Archas, y deja que de ahí, nazca de ti”, y él se
abrió, una Era surgió adelante, muy poderosa y muy obscura,
gestando la creación de todas las cosas bajas.
Y yo vi que esta obra era buena y le dije a él: . “Ve
tú más abajo, y hazte firme, y sé un pedestal para las cosas
bajas”, y así fue, y él se fue abajo y él mismo se fijó, y fue
el principio para las cosas comunes, y más bajo que la obscuridad no
hay nada más. Y yo ordené que se tomara de la luz y de la
obscuridad, y yo dije: “hazte sólido, y así se hizo, y yo
la esparcí con la luz, y se hizo el agua y la esparcí sobre la
obscuridad debajo de la luz , y entonces hice firme el agua, es decir
el sin-fondo, y yo hice fundamento de luz alrededor del agua y creé
siete círculos de su adentro, e imagina tú el agua como cristal
húmedo y seco, es como decir de vidrio, y la circuncisión de las
aguas y los otros elementos, y yo di a cada uno de ellos su
camino, y a las siete estrellas cada una de ellas su cielo, y que
ellas fueran de este modo, y yo vi que lo así creado, era bueno.
Y yo separé entre la luz y entre la obscuridad, es decir, en todo el
centro del agua, acá y allá, y yo le dije a la luz, que ella debía
ser el día, y a la obscuridad, que ella sería la noche, y ahí
también hubo tarde y también amanecer el primer día”.
espiritista,
es decir, el de los espíritus.-El
mundo espiritista es el normal,
primitivo, eterno, preexistente y sobreviviente a todo. El mundo
corporal no pasa de ser secundario; podría dejar de existir, o no
haber existido nunca, sin que se alterase la esencia del mundo
espiritista. Los espíritus revisten temporalmente una envoltura
material perecedera, cuya destrucción, a consecuencia de la muerte,
los constituye nuevamente en estado de libertad. -Entre las
diferentes especies de seres corporales, Dios
ha escogido la especie humana para la encarnación de los espíritus
que han llegado a cierto nivel de desarrollo, lo cual les da la
superioridad moral e intelectual sobre todos los otros.-El
alma es un espíritu encarnado, cuyo cuerpo no es más que la
envoltura.-Tres cosas existen en el hombre: El cuerpo o ser material
análogo a los animales, y animado por el mismo principio vital;- el
alma o ser inmaterial, espíritu encarnado en el cuerpo; y el
lazo que une al alma y al cuerpo, principio intermedio entre la
materia y el espíritu. Así pues, el hombre tiene dos naturalezas:
por el cuerpo, participa de la naturaleza de los animales, cuyos
instintos tiene, y por el alma, participa en la naturaleza de los
espíritus.-El lazo que une el cuerpo y el espíritu es una especie
de envoltura semimaterial. La
muerte es la destrucción de la envoltura más grosera; pero el
espíritu conserva la segunda, que constituye un cuerpo etéreo,
invisible para nosotros en estado normal y que puede hacer visible
accidentalmente, y hasta
tangible, como sucede en el fenómeno de las apariciones. -Así pues,
el espíritu no es un ser abstracto e indefinido que solo puede
concebir el pensamiento, sino un ser real y circunscrito que es
apreciable en ciertos casos por los sentidos de la vista, del oído y
del tacto”.
continúa:
“Los espíritus pertenecen a
diferentes clases y no son iguales en poder, inteligencia, ciencia y
moralidad. Los del primer orden son los espíritus superiores, que se
distinguen de los demás por su perfección, conocimientos,
proximidad a Dios, pureza de sentimientos y amor al bien. Son los
ángeles o espíritus puros. Las otras clases se alejan mas y mas de
semejante perfección, estando los de los grados inferiores
inclinados a la mayor parte de nuestras pasiones, al odio, la
envidia, los celos, el orgullo, etc, y se complacen en el mal. Entre
ellos, los hay que no son ni muy buenos, ni muy malos. Mas
embrollones y chismosos que malvados, parece ser patrimonio suyo la
malicia y la inconsecuencia. Estos tales con los duendes o espíritus
ligeros. Los espíritus no
pertenecen perpetuamente al mismo orden, sino que todos se
perfeccionan pasando por los diferentes grados de la jerarquía
espiritista. Este perfeccionamiento se realiza por medio de la
encarnación, impuesta como
expiación a unos, y como misión a otros. La vida material es una
prueba que deben sufrir repetidas veces, hasta que alcanzan la
perfección absoluta; una especie de tamiz o depuratorio del que
salen más o menos purificados. Al
abandonar el cuerpo, el alma vuelve al mundo de los espíritus, de
donde había salido, para tomar una nueva existencia material,
después de un espacio de tiempo más o menos prolongado, durante el
cual se encuentra en estado de espíritu errante.
Debiendo pasar el espíritu por varias encarnaciones, resulta que
todos nosotros hemos tenido diversas existencias y que tendremos
otras, perfeccionadas más o menos, ora en la tierra, ora en otros
mundos. Los espíritus se encarnan siempre en la especie humana, y
sería erróneo creer que el alma o espíritu pueda encarnarse en el
cuerpo de un animal. Las diferentes existencias corporales del
espíritu siempre son progresivas, nunca retrogradas; pero la rapidez
del progreso depende de los esfuerzos que hagamos para llegar a la
perfección. -Las cualidades del alma son las mismas que las del
espíritu encarnado en nosotros, de modo que el hombre de bien es
encarnación de un espíritu bueno y el hombre perverso lo es de un
espíritu impuro”.
sigue
diciendo: “El alma era individual
antes de la encarnación, y continua siéndolo después de separarse
del cuerpo.-A su vuelta al mundo de los espíritus, el alma encuentra
en él a todos los que conoció en la tierra y todas sus existencias
anteriores se presentan a su memoria con el recuerdo de todo el bien
y de todo el mal que ha hecho. El
espíritu encarnado esta bajo la influencia de la materia
tridimensional, y el hombre que vence semejante influencia por medio
de la elevación y purificación de su alma se aproxima a los
espíritus buenos a los cuales se unirá algún día. El
que se deja dominar por las malas pasiones, y cifra toda su ventura
en la satisfacción de los apetitos groseros, se aproxima a los
espíritus impuros, dando el predominio a la naturaleza animal. Los
espíritus encarnados pueblan los diferentes globos del universo.
Y
volviendo al libro de Enoch:“Entonces
yo afirmé el círculo celestial, e hice que las aguas que están
abajo del cielo que se unieran entre sí, en un solo es pacio
profundo, y que el caos se volviera seco, y así se hizo. De
entre las olas yo creé grande y dura roca, y de la roca amontoné la
parte seca, y a la parte seca la llamé tierra, y el centro de la
tierra lo llamé abismo, esto quiere decir sin-fondo, y recogí en un
mismo sitio y lo até todo con un yugo. Y yo le dije al mar:
“Observa, yo te doy límite eterno, y tú no quebrantarás
desatándolo de las partes tus componentes”. Siendo
así, yo hice rápido el firmamento. Este día llamé :
El Primero Creado. Y por entre todo el celestial ejército
yo imaginaba la imagen y esencia del fuego, y mi ojo miró a la muy
dura, firme, roca, y del fulgor de mi ojo recibió su natural
prodigio, que son ambos fuego y agua en fuego, y ninguno de los dos
puede desplazar al otro, por consiguiente, el rayo es más brillante
que el Sol, más suave que el agua y más firme que la dura roca.
Y de la roca corté del todo un gran fuego, y
del fuego yo creé las órdenes de las incorpóreas diez huestes de
ángeles, y sus armas son ardientes y sus vestiduras una llama
encendida y yo ordené que cada uno de ellos de pie debía permanecer
en su orden. Aquí
Satanás con sus ángeles fue arrojado de las alturas . Y
fue uno entre las órdenes de los ángeles que habiéndose apartado
con la orden que estaba bajo su mando concibió una idea imposible:
Colocar su trono más alto que las nubes sobre la tierra, de modo que
pudiera convertirse en igual rango a mi poder [posiblemente
querían tener naves y armas tan poderosas como las de los demás]. Y
yo le arrojé de la altura con sus ángeles y él estuvo volando
continuamente en el aire, sobre el abismo. En
el tercer día le ordené a la tierra que hiciera crecer grandes y
fructíferos árboles y colinas y semillas para sembrar, y
planté el Paraíso, y yo lo cerqué e instalé ángeles como
guardianes armados, flameantes y de esta forma yo creé renovación.
Entonces llegó la noche y volvió el amanecer del cuarto día. En el
cuarto día yo ordené que debía haber grandes luces en los círculos
celestiales. Y en el primero y más alto de los círculos
yo coloqué las estrellas, Kruno,
y en el segundo Aphrodit,
en el tercero Aris,
en el quinto Zeus,
en sexto Ermis,
en el séptimo menor,
la Luna y la adorné con las estrellas más pequeñas. Y
en el más bajo coloqué el Sol para la iluminación del día y la
Lunas y las estrellas para la iluminación de la noche”.
“El
Sol, el cual debía ir de acuerdo con cada animal [signos
del Zodíaco] en este caso son
doce y yo asigné el curso de los meses y sus nombres y vidas, sus
notoriedades, y sus horas marcadas y en la forma que deben sucederse
unas a otras. Entonces llegó la mañana y asomó la mañana
del quinto día. En el quinto día yo ordené al mar, que debía
traer peces, y emplumadas aves de muchas variedades, y toda clase de
animales que se arrastran sobre la tierra y los que van sobre la
tierra en cuatro patas, y los que se elevan en el aire, macho y
hembra, y cada alma que respira el espíritu de vida. Y
volvió la noche y regresó la mañana, el día sexto. En
el día sexto (viernes) yo ordené a mi sabiduría
crear al hombre de siete consistencias: una, su carne de la tierra;
dos, su sangre del rocío; tres, sus ojos de la luz del Sol;
cuatro, sus huesos, de la piedra; cinco, su inteligencia de la
celeridad de los ángeles y de las nubes; seis, sus venas y su
cabello de la grama de la tierra; séptimo, su alma, de mi
aliento y del viento [energía].
Y yo le concedí siete naturalezas; a la carne, el oído, a los
ojos para ver, el alma, el olfato, a las venas, el tacto, a la sangre
para el gusto, a los huesos para la fortaleza y a la inteligencia
rapidez, disfrute. Y concebí un sutil dicho para decir; yo
creé al hombre de lo invisible y de la visible natura, de ambos
surge su muerte y vida e imagen ,
él sabe del idioma como cosa creada; pequeño en la grandeza y de
nuevo grande en la pequeñez. Y
yo lo coloqué sobre la tierra, como un segundo ángel, honorable,
grande y gloriosos, y yo le nombré como regidor para gobernar la
tierra y que tuviera mi sabiduría, y no hubo nadie (sobre la tierra)
mayor que él de todas mis existentes creaturas.
Y yo le asigné un nombre de las cuatro componentes partes, del este,
del oeste, del sur, del norte y decreté para él cuatro
estrellas, especiales, y yo llamé su nombre, Adam y le mostré los
dos caminos, el de la Luz y el de la Obscuridad. Y yo le
dije: Esto es bueno, aquello es malo, de manera que yo
probara si realmente él tenía amor por mí, u odio, y poner en
claro quién era el que me amaba de su raza”.
“Porque
yo había visto su naturaleza,
pero él no había visto aún la suya, de este modo, como no podía
ver a través de sí mismo, yo supe que él pecaría de mal en peor.
Entonces me dije: “Después de pecar ¿qué le queda
sino la muerte?” Y yo le puse a dormir y él se quedó
dormido. Y yo tomé una costilla de él, y le creé una esposa,
de manera que la muerte le llegara por su propia esposa. Y yo
tomé su última palabra y la llamé, madre, que quiere decir Eva.
Adán hacía su vida en la tierra, y yo creé al Este un jardín del
Edén, de forma que él debía observar el testamento y guardar el
mandato. Yo
hice que los cielos se abrieran para él, de manera que él pudiera
ver los ángeles cantando el himno de Victoria, y la luz
ensombrecida. Y
él estaba continuamente en el paraíso, y
el demonio comprendió que yo deseaba crear otro mundo, porque Adán
era el señor en la tierra, para mandarla y controlarla.
El diablo es el espíritu maligno de los bajos lugares, como ángel
fugitivo de la luz él creó a Sotona de los cielos de la forma y
modo que su nombre fue Satanás, así él fue diferente de los demás
ángeles, pero su natural no cambió su inteligencia más allá de su
comprensión de lo correcto y de las cosas pecaminosas. Y él
entendió la condena y el pecado que él había cometido
anteriormente, por consiguiente, concibió una idea en contra de
Adam, en tal forma que él entró al Paraíso y sedujo a Eva, pero no
tocó a Adán. Así yo maldije la ignorancia; pero lo que
yo previamente bendije, aquello, yo no lo maldigo. Por
tanto yo no maldigo al hombre, ni la tierra, ni las otras
creaturas, pero del hombre sí su maligno fruto y sus obras.
Y yo le dije: : “Tierra Eres, y a la tierra de donde te tomé,
tú debes volver; no te arruinaré pero te envío de nuevo al sitio
de donde te saqué”. Entonces yo de nuevo puedo sacarte
en mi segunda venida. Y yo bendigo todas mis creaturas visibles
e invisibles. Y Adán estuvo horas y media en el paraíso.
Y yo bendije el sétimo día, que es el Sábado, en que Él descansó
de todas sus obras”.
“Y
yo decreté el día octavo, que el octavo día sería el primero
creado después de mi obra, y que aquellos primeros siete días
rotarían en la forma de los siete mil años, y que al comienzo de
los ocho mil llegará también el tiempo que no cuente más, sin
años, ni meses, ni semanas, ni días, ni horas. Y ahora,
Enoch, todo lo que te he
contado, todo lo que has comprendido, todo lo que has visto de las
cosas celestiales, todo lo que has visto en la tierra y todo lo que
he escrito en estos libros por mi gran sabiduría, todas estas cosas
las imaginé y las creé desde la más alta creación hasta la más
baja y hasta el fin, y no existe consejero y heredero de mis
creaciones. “Yo Soy mi propio Eterno, no creado por manos y sin
cambio ni reemplazo”. Mi mente es mi consejero, mi sabiduría
y mi palabra son hechos, y mis ojos observan todas las cosas, como
están ellas colocadas aquí y tiemblan con pavura. Si
yo apartare de mi cara las cosas, todas ellas serían destruidas.
Y administra mi mente, Enoch, y conoce al que te está hablando a ti,
y toma tú los libros que tú mismo has escrito. Y
yo te doy a Samuel y Raguil que te subirán con los libros, y baja a
la tierra y dile a tus hijos todo lo que te he contado, y todo lo que
has visto desde el más bajo cielo hasta mi trono, con todos sus
ejércitos. Porque
yo creé todas las fuerzas y no hay ninguna que se me resista y que
no esté a mi mandar. Porque todas están sujetas a mi régimen
y trabajan para mi solo mandar.
Entrégales los libros de la escritura a mano, e ellos, los
leerán y me conocerán como el creador de todas las cosas, y
comprenderán cómo es que no hay otro Dios sino “yo”.
Y deja que ellos distribuyan los libros de tu escritura a mano,
hijos a hijos, generación a generación, nación a nación.
Y yo a ti, Enoch, mi intercesor, el Archiestratega Miguel para las
escrituras de sus padres Adam, Seth, Enos, Cainan, Mahaleleel y Jared
tu padre. Ellos han rechazado mis mandamientos y mi ley,
han cultivado y recogido semillas indignas sin temer a Dios, y no me
han amado, porque han comenzado a inclinarse ante dioses vanos,
y han negado Mi Unidad, y han anegado la tierra de falsedades,
ofensas abominables, libertinajes, se han juntado uno con otro, y
practicado toda clase de sucios excesos que da disgusto
relatar. Y en consecuencia de este
proceder, yo enviaré un diluvio sobre la tierra, y yo destruiré
todos los hombres, y toda la tierra junta se hundirá en una gran
obscuridad”.
“Y
consideró Dios que de la semilla de ellos debía levantarse otra
generación, mucho después, pero de ellos, muchos serían iniciados.
Aquel que levante esa generación, tiene el deber de revelarle los
libros escritos por tu mano, como también el de tus padres, es a
ellos a quienes él debe señalar la custodia del mundo, y los
hombres fieles y obreros de mi verdad y mi gozo, para que no
desconozcan mi nombre. Y ellos entregarán este saber a otra
generación y aquellos otros habiendo leído sean glorificados para
siempre, más que el primero. Ahora, Enoch, te daré
el término de treinta días para que los pases en tu casa y le
cuentes a tus hijos y toda la familia lo que todos deben de oír con
gran atención acerca de mi presencia, lo que es dicho a ellos por tu
boca, que ellos deben leer y comprender, la razón del por qué no
existe otro Dios sino “yo”.
Que ellos deben siempre guardar mis leyes, y comenzar a leer y
tomar mis leyes, y comenzar a leer y tomar dentro de sí los libros
escritos de tu mano. Y
después de treinta días yo enviaré mi ángel por ti, y él te
tomará de la tierra y de tus hijos y te traerá a mí. Y
aquí ordenó Dios A uno de sus más antiguos ángeles, retador y
temible, y le puso a mi lado, su apariencia era, blanco como la
nieve, y sus manos como hielo, tenía el aspecto de un gran
escarchado; y él congeló mi cara, porque yo no podía soportar la
grandeza del fuego encendida del Señor, así como no es posible
soportar una estufa ardiendo, ni el fuego del Sol, ni la helada del
aire [aquí también parece
referirse a algún tipo de traje espacial, con algún tipo vidrio
protector]. Y el Señor
me dijo: “Enoch, si tu
rostro no hubiera sido congelado de este modo, ningún hombre sería
capaz de mirarte a la cara”. Y
el Señor les dijo a aquellos primeros hombres que me llevaron
arriba: “Dejad que Enoch baje con vosotros a la tierra
y aguardará hasta el día determinado”. Y por la noche
ellos me dejaron sobre mi cama. Y
Matusalem esperando mi regreso, hacía guardia día y noche en mi
lecho. Se llenó de temor cuando oyó mi llegada,
y yo le dije: “Deja que toda mi familia venga unida, de
manera que les pueda contar todo”.
“Oh,
hijos, míos, oigan la advertencia de su padre, tanto más cuanto
está acordado por el mandato del Señor.
Yo fui dejado venir a ustedes y les anuncio, no de mis labios, pero
sí de los labios del Señor, todo lo que es y fue y todo lo que es
ahora y todo lo será hasta el día del juicio.
Porque el Señor me dejó venir a ustedes desde luego ustedes
oyen las palabras de mis labios, de un hombre hecho poderoso para
ustedes, porque yo soy un privilegiado, un
ungido que ha visto la faz del Señor, como hierro a centellear con
el fuego que envía fuertes chispazos quemantes.
Ustedes ven la prudencia en mis ojos, son los ojos de un hombre con
designio y significado para ustedes porque yo he visto los ojos del
Señor brillando como rayos de Sol y llenando los ojos del hombre de
un temor luminoso de fuegos. Miren ahora, hijos míos la mano
derecha del hombre que los ayuda; pues yo he visto la mano derecha
del Señor llenando el cielo a medida que ël me ayudaba.
Ustedes están viendo el compás de mi forma de trabajo como si fuera
la de ustedes, pero yo he visto el ilimitado y perfecto compás del
Señor, que no tiene fin. Ustedes oyen las palabras como
salen de mis labios, como yo oigo la voz del Señor, igual que un
gran trueno incesante entre tumultos de nubes. Y ahora,
hijos míos, escuchen las pláticas de su padre en la tierra, lo
temeroso y terrible que es venir frente al gobernante de la
tierra,¡cuánto más temible
es presentarse cara a cara delante del Todopoderoso, dominador del
Cielo, controlador de la rapidez y la muerte y de los ejércitos
celestiales!. ¿Quién
podría soportar ese dolor sin fin?. Y ahora, hijos
míos, yo sé todas las cosas porque éstas vienen de labios del
Señor, y éstas mis ojos vieron, desde el principio al fin. Yo
sé todas las cosas, y he escrito todas ellas en libros, sus ciclos y
su fin, y sus plenitudes, y de todos los ejércitos y sus marchas.
Yo he medido y dibujado las estrellas, la gran e incontable multitud
de ellas. ¿Qué
hombre ha visto sus revoluciones, y sus entradas?. Porque
ni siquiera los ángeles saben el número de ellas, mientras yo he
escrito todos sus nombres”
“Y
yo medí el Sol, su circunferencia y sus rayos, conté las horas, yo
escribí de todas las cosas que hay en la tierra, yo he escrito sobre
las cosas que son nutritivas en la tierra, de todas las semillas que
se plantan y las que no, y de las que la tierra produce y de todas
las plantas y de cada hierba y de cada flor, y su dulce perfume, y
sus nombres, sus composiciones, y de sus alas, y como ellas gestan
lluvia y gotas de lluvia. Y yo investigué todas las
cosas, y escribí del
camino del trueno y del relámpago, y me mostraron las llaves y sus
guardianes, sus ascensiones, la forma de viajar; se dejan ir con
suavidad de medida por una cadena, y así sostenida por una fuerte
cadena y violencia Él lanza hacia abajo las furiosas nubes y
destruye todas las cosas en la tierra.
Yo escribí sobre las casas -tesoro de la nieve, y de las casas de
almacenajes del frío y de los aires escarchados [¿cámaras
refrigeradoras?] y observé el
que cuida de las llaves de las estaciones, el que llena las nubes con
ellas y no deja exhaustas las casas -tesoro. Y yo escribí
sobre los lugares de reposo de los vientos y observé y vi cómo sus
cuida-llaves sostenían pesos -escalas y medidas; primero lo ponían
en un peso-escala, después en el otro los pesos los dejaban salir de
acuerdo con la medida, astutamente sobre toda la tierra a fin de que
por fuerte respiración ellos ponen a oscilar la tierra. Y
yo medí toda la tierra, sus montañas, sus colinas, sus campos,
árboles, piedras, ríos; todas las cosas existentes yo las escribí,
lo alto de la tierra hasta el séptimo cielo y hacia abajo hasta el
muy bajo infierno, y el sitio del juicio, y el muy enorme y
lloroso sitio de purificación. Y
yo vi los antepasados de todo tiempo con Adam Y Eva;
y suspiré y rompí en llanto y me dije de la ruina de su deshonor:
“Pena se hace en mí por mi flaqueza y por aquella de mis
antepasados y pensé dentro de mi corazón y dije:
“Sólo
puros y contritos corazones cualquiera que se apresure a hacer
ofrendas delante de la faz del Señor, por su parte el Señor hará
más rápida esa ofrenda dándole su ayuda. Pero quien
quiera acelerar la luz de su lámpara delante de la faz del Señor y
no lo hace con verdadero juicio y entendimiento, el Señor no
aumentará su tesoro en el reino de la Altura. Cuando al
Señor se le ofrece pan o cirios, o carneros o cualquier otro
sacrificio, entonces esto significa, nada; porque Dios lo que pide
son corazones puros, y con sólo esto Él prueba el corazón del
hombre. Escucha, pueblo mío, y toma dentro de ti estas
palabras de mis labios. Si alguno trae regalos a un gobernante
terreno, y tiene pensamientos desleales en su corazón, y el
mandatario sabiéndolo ¿no se disgusta y no regresa esos regalos y
no lo entrega a juicio?. O si un hombre aparenta ser bueno para
otro, con falsedad de su lengua, trayendo engaño en su corazón, ¿no
entendería la traición de su corazón y el mismo no será
condenado, cuando su falsedad estaba a la vista de todos?.
Y cuando el Señor envíe su gran luz, entonces ahí habrá
juicio para el justo y para el injusto, y allá ni uno escapará de
ser visto. Y ahora mis hijos, asienten su
pensamiento en sus corazones, marquen bien las palabras de su padre,
pues todas llegan a ustedes de los labios del Señor. Tomen
estos escritos de la escritura a mano y léanlos. Porque los
libros son muchos, y en ellos ustedes aprenderán de todas las obras
del Señor, todo lo que ha sido desde el principio de la creación y
lo que será hasta el fin del tiempo. Y si ustedes
observan mis escrituras, ustedes no pecarán en contra del Señor;
porque no hay otro excepto el Señor ni en el cielo, ni en la tierra,
ni en los sitios más abajo, ni siquiera en el principio UNO.
El Señor ha puesto el principio en lo desconocido, y ha esparcido
cielos visibles e invisibles. Él asentó la tierra sobre las
aguas y creó incontables creaturas y quien ha calculado el agua y el
principio de lo soluble o el polvo de la tierra, o la arena del mar,
o las gotas de la lluvia, o el rocío de la mañana, o la respiración
del viento. Quien ha llenado la tierra y el mar y el
indisoluble invierno”.
“Él
contó las estrellas del fuego y decoró el cielo y lo puso en el
centro. De la travesía del Sol a través de los siete
círculos, que son el convenio de ciento ochenta y dos tronos, que él
hace en un día corto, y de nuevo otros ciento ochenta y dos, que él
baja en un día largo, y él tiene dos tronos para acá, sobre los
tronos de los meses, desde el día diez y siete del mes Tsivan él va
hacia abajo al mes Thevan, desde el diez y siete de Thevan él sube.
Así de este modo él va cerca de la tierra, entonces se regocija
y hace sus frutos y cuando é se retira, la tierra se entristece y
árboles y frutos no tienen florescencia. Todo esto Él
midió, con buena medida de horas y en su gran sabiduría él fijó
una medida de todo lo visible y lo invisible. De
lo invisible él hizo todas las cosas visibles, siendo él
mismo invisible.
Así tal hag para cada uno de ellos un puesto para el reposo de su
alma, y una medida fija cuanto le está determinado y un hombre para
que sea probado en este mundo. Sí, hijos, no os engañéis,
porque ha sido
previamente preparado un sitio para cada alma de hombre”.
“Yo
he escrito cada obra del hombre y ningún nacido sobre la tierra
puede permanecer oculto, ni sus obras permanecer calladas. Yo
veo todas las cosas. Y
por lo tanto,
“ Y
ahora, mis hijos, graben bien todas las palabras de su padre, que yo
les digo. Ustedes, al menos, no se lamentarán diciendo:
“¿por qué nuestro padre no nos dijo?”. En aquél tiempo,
no comprendieron que debían entregar estos libros que yo les he dado
a ustedes. Ellos son para una herencia de vuestra paz, así yo
les digo: Pásenlos a todos aquellos que los deseen e
instrúyanlos, de modo que ellos también puedan leer las muy
grandes y maravillosas obras del Señor. Hijos míos, observen,
el día de mi plazo y el tiempo llegó. Los
ángeles que irán conmigo están de pie frente a mí, y me urgen a
partir, esperando están de pie para cumplir con todo lo que fue
encargado a ellos. Porque
mañana yo subiré al cielo, a la más alta Jerusalem, a mi eterna
herencia. Por lo tanto
les ruego hagan delante de la faz del Señor todas las grandes
complacencias”.
“Matusalem
habiendo contestado a su padre Enoch, dijo: “¿Qué puede
hacer agradable a tus ojos, padre, que yo pueda llevar a cabo delante
de ti, que tú puedas bendecir nuestros hogares, y a tus hijos, y que
tu pueblo se haga glorioso a través de ti, y que tú puedas partir
así, como Dios ordenó?”. Enoch contesta a su hijo Matusalem
y dice: “Oye, hijo, Hijo mío Matusaem, convoca a todos tus hermanos y toda tu familia y
a los mayores del pueblo de modo que pueda hablarles y partir, como
está planeado para mi. Y Matusalem se apresuró y convocó a
sus hermanos, Regim, Reman, Uchan, Chermion, Gaidad y todos los
mayores del pueblo delante de su padre Enoch; y él los bendijo y les
habló así: Óiganme, hijos míos en este día de hoy. En
aquellos días cuando el Señor bajó a la tierra por la causa de
Adam, y visitó todas sus criaturas, creadas por Él mismo,
después de esto Él creó a Adam y el Señor llamó a todos los
animales de la tierra, todos los reptiles, todas las aves que
poblaban el aire, y los trajo a todos ellos delante de la faz de
nuestro padre Adam. Y Adam le dio nombre a todo ser viviente en la
tierra. Y el Señor le asignó gobernar todo, y que todas
las cosas estuvieran sujetas a sus manos, y los hizo mudos y los hizo
tardos de modo que pudieran ser gobernados por el hombre, y
estuvieran en obediencia y consentimiento a él.
Y así también el Señor creó a todo hombre sobre todas sus
posesiones. El Señor no juzgará ni una sola alma de bestia
por motivo del hombre, pero
adjudicó las almas de los hombres a sus bestias en este mundo;
porque el hombre tiene un sitio especial”.
“Y
como cada alma de hombre es acorde al número, similarmente las
bestias no perecen, ni ninguna alma de bestia que el Señor creó,
esto será hasta el gran juicio, y ellos acusarán al hombre, si él
los maltrata. Quien quiera manchar el alma de las bestias
mancha su propia alma. No obstante el hombre trae
animales limpios para hacer sacrificios por sus pecados, de manera
que puedan curar su alma. Y si ellos traen para sacrificios
animales limpios y aves, que el hombre ha sanado, él sana su alma.
Todo esto es dado a ustedes para alimento, atado por las cuatro
patas, es decir, para hacer buena la cura, él sana su alma. Pero
quien quiera mate animal sin herida, mata su propia alma y mancha su
propia alma. Y el que haga a cualquier animal
cualquier herida en cualquier parte, en secreto, esto es una práctica
malsana y él mancha su propia alma. Aquel que trabaja la
muerte del alma de un hombre, mata su propia alma, y mata su propio
cuerpo, y no hay ningún remedio para él por siempre.
Aquel que pone a un hombre en algún enredo, deberí a meterse él
mismo en él, y no hay cura para él por siempre. Quien embarca
a un hombre en cualquier asunto, su justo castigo no sería menguado
en el día de la gran justicia, por siempre. Aquel que
malamente trabaja o habla en perjuicio de un alma, no se hará
justicia a sí mismo, para siempre. Y ahora, hijos míos,
aparten sus corazones de toda injusticia que el Señor rechaza.
De la misma forma que el hombre pide algo para su propia alma a Dios,
así deja que Él lo haga para toda alma viviente, porque yo sé
todas las cosas, como en la toda
la gente lejos y cerca oyeron cómo el Señor estaba llamando a
Enoch. Ellos tomaron
consejo entre ellos: “Vayamos y besemos a Enoch” y dos mil
hombres vinieron unidos al sitio Achuzan donde Enoch y sus hijos se
encontraban. Y las personas mayores de su pueblo, la asamblea
completa, vinieron y reverenciaron y comenzaron a besar a Enoch y le
dijeron: Nuestro padre Enoch, se tú bendito del Señor el
eterno gobernante y ahora bendice a tus hijos, y a toda la gente,
para que seamos glorificados hoy delante de ti. Porque tú
serás glorificado delante de la faz del Señor, por siempre, en
vista que el Señor te escogió a ti, antes que a cualquier otro
hombre en la tierra, y te designó escriba de toda su creación,
visible e invisible, y como redentor de las culpas del hombre y como
ayuda de tu gran familia. Y Enoch respondió a toda
su gente diciendo: “oigan hijos míos, antes de que todas
las creaturas creadas, el
Señor creó todas las cosas visibles e invisibles.
Y a medida que el tiempo fue e iba pasando, comprendió que después
de todo aquello él creó al hombre a la imagen de su propia forma, y
le puso ojos para ver, oídos para oír, y corazón para reflexionar
e intelecto con qué deliberar. Y el Señor vio todas las obras
del hombre y creó todas sus creaturas y dividió el tiempo, del
tiempo él fijó los años, de los años él ordenó los meses, y de
los meses él asignó los días y de los días él ordenó siete”.
“Y
en aquellos él ordenó las horas, las midió con exactitud, de modo
que el hombre pudiera reflexionar en el tiempo y contar los años,
meses, horas, sus alteraciones, principio y fin, y también para que
pudiera contar su propia vida, de su principio hasta su muerte, y
reflexionar en su culpa y escribiera su obra buena y mala; porque
ninguna obra está oculta a los ojos de Dios, de modo que cada hombre
pueda saber sus obras y nunca quebrantar sus mandamientos y guardar
mis escrituras de generac ión en generación. Cuando toda
creación visible e invisible, como Dios la creó,, tenga su fin,
entonces cada hombre se presentará al gran tribunal y para entonces
el tiempo habrá perecido y los años, y desde ese instante en
adelante no habrá ni meses, ni días, ni horas, ellas se unirán
entre sí y ya no contarán más. Ahí, comenzará una
bella armonía, y todos los íntegros que hayan escapado del gran
juicio del Señor serán recogidos en la gran armonía, y vivirán
eternamente y entonces también no habrá entre ellos ni
trabajo, ni enfermedad, ni humillación, ni ansiedad, ni necesidad,
ni violencia, ni día, ni obscuridad, pero sí una gran luz. Y ellos
tendrán una grande e indescriptible muralla y un paraíso luminoso e
incorruptible, porque todo lo corruptible, todas las cosas
corruptibles pasarían para siempre, y todo será vida eterna.
Y ahora, mis hijos, conserven sus almas fuera de toda injusticia, esa
que al Señor le desagrada. Caminen frente a la faz del Señor,
respetuosos y trémulos y sirvan sólo a él. Reverencien
al Dios verdadero, no a ídolos necios, respeta la imagen de Dios y
trae sólo tus ofrendas delante del Señor. Dios repudia la
injusticia. Porque el Señor ve todas las cosas; cuando Él
recibe los pensamientos en su corazón, entonces él dirige los
intelectos y cada pensamiento está siempre delante del Señor, que
hizo firme la tierra y puso a todas las creaturas en ella”.
“Si
miras la cielo, el Señor está allí; y si tomas conciencia de la
profundidad del océano y de todo lo que está bajo la tierra,
el Señor está allí. Porque el Señor creó todas las cosas.
No reverencies las cosas hechas por el hombre, dejando por ello al
Señor de toda la creación, porque ninguna obra puede permanecer
escondida frente a la faz del Señor. Caminen, hijos
míos, en mansedumbre, en honestidad, en fe, en verdad, en seguridad
sobre promesas, en enfermedad, en abuso, en heridas, en tentación,
en desnudez, en privación, amándose los unos a los otros, de modo
que ustedes se conviertan en herederos del tiempo sin fin. Benditos
sean los justos que escapan del gran juicio, porque ellos brillarán
mucho más que el séptuple sol, porque en este mundo la séptima
parte de toma del todo, luz, obscuridad, alimento, regocijo,
tristeza, paraíso, tortura, fuego, helada y otras cosas; Él puso
todo por escrito, de modo que pudieran ustedes leer y
comprender. Cuando
Enoch hubo hablado a su gente, el Señor envió obscuridad a la
tierra y allí fue obscuridad y cubrió todos aquellos hombres que
estaban de pie con Enoch, y ellos tomaron a Enoch y lo subieron al
más alto cielo, donde mora el Señor; y él lo recibió y le colocó
delante de Sí, y la obscuridad de desvaneció de la tierra y de
nuevo la luz brilló. Y la
gente vio, mas no pudo comprender de qué forma se habían llevado a
Enoch, y glorificaron a Dios, y encontraron un registro en donde
estaba trazado “el Dios invisible”; y así, regresaron todos a
sus casas. Él fue llevado al cielo en el primer día del mes
Tesivan y permaneció en el cielo sesenta días. Él
escribió todos los signos de toda creación, que el Señor creó, y
escribió trescientos sesenta y seis libros, y se los entregó a sus
hijos y permaneció en la tierra treinta días, y de nuevo fue
llevado al cielo en el sexto día del mes Tesiva, en el mismo día y
hora en que nació. Como la naturaleza de cada hombre en esta
vida es obscura, de este modo son también sus conceptos, nacimiento
y partida de este mundo. (o vida). A la hora que fue concebido,
e esa misma hora él murió. Matusalem y sus hermanos, todos
hijos de Enoch, se apresuraron yerigieron
un altar en el sitio llamado Achuzan [Jerusalen], de
donde Enoch fue llevado a la altura celeste.
Y ellos tomaron bueyes sacrificables y convocaron a todo el pueblo y
ofrecieron el sacrificio delante de la faz del Señor. Toda la
gente, los ancianos del pueblo y toda la asamblea vinieron a la
fiesta y trajeron regalos a los hijos de Enoch. E hicieron una
gran fiesta, regocijándose con gran alegría por tres días,
alabando al Señor que les había enviado esta señal a través de
Enoch, quien encontró el favor de Él, que debe
pasar a sus hijos de generación en generación, de edad en edad”